Bienvenidos a compartir en el Espíritu de Dios

Hola a todos los que visitáis este blog. ¡Gracias por entrar! ¡DIOS OS BENDIGA!
En este momento empezamos a compartir nuestras vivencias y, también nuestras oraciones.
Rezo por vosotros. Rezad, también por mí. ¡GRACIAS!

¡Jesús es amor sin límites!



¡Dios te ama!¡Él esta vivo en tu corazón!

¡Que Dios os bendiga cada día de este año 2024


MªEsperanza Román


¡Alabado sea Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo!
Sólo Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. ¡SÓLO JESÚS SALVA! Léelo en la Biblia.


¡Te basta mi gracia!

Reza ante el Santísimo por tu familia, amigos y enemigos...¡Él es el Todopoderoso!



¡Oh Señor, pongo en tus manos la sangre derramada por todos aquellos niños muertos en el vientre de sus madres a manos de los hombres, únela a la sangre de tu hijo Jesús que derramó por todos nosotros para la remisión de todos los pecados del mundo! Acoge, Señor esta oración. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

lunes, 26 de marzo de 2012

Mensaje de la Virgen

Mensaje del 25 de Marzo de 2012
“Queridos hijos: También hoy con alegría deseo daros mi bendición maternal e invitaros a la oración. Que la oración se convierta en necesidad para vosotros, para que cada día crezcáis más en santidad. Trabajad más en vuestra conversión, porque estáis lejos, hijos míos. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!”

viernes, 23 de marzo de 2012

Evangelio de hoy


Día litúrgico: Viernes IV de Cuaresma
Texto del Evangelio (Jn 7,1-2.10.14.25-30): En aquel tiempo, Jesús estaba en Galilea, y no podía andar por Judea, porque los judíos buscaban matarle. Se acercaba la fiesta judía de las Tiendas. Después que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces Él también subió no manifiestamente, sino de incógnito.

Mediada ya la fiesta, subió Jesús al Templo y se puso a enseñar. Decían algunos de los de Jerusalén: «¿No es a ése a quien quieren matar? Mirad cómo habla con toda libertad y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido de veras las autoridades que éste es el Cristo? Pero éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es». Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: «Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta; sino que me envió el que es veraz; pero vosotros no le conocéis. Yo le conozco, porque vengo de Él y Él es el que me ha enviado». Querían, pues, detenerle, pero nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.

miércoles, 21 de marzo de 2012



Es un santo tan grande como desconocido. Pasa por el misterio de Cristo como de puntillas y, sin embargo, qué poderoso es ante su Hijo. Ocupa un sitio pequeño en las páginas del evangelio y, sin embargo, desempeña una misión gigante, imprescindible para que se realice la obra de la encarnación del Verbo. Despierta admiración su fe tan silenciosa, su saber estar en el centro del plan de Dios, su amor exquisito y delicado a María. Después de Ella, nadie como José conoció en tanta intimidad el corazón de Cristo.
Encomiéndale tus trabajos materiales y espirituales, tus necesidades, tus preocupaciones, tus luchas, tu vida espiritual, tus empresas apostólicas, todo. Privilegia sobre otras la devoción y el amor a este gran santo, que tan eficaz intercesión muestra ante la Virgen y ante su Hijo. Hazle confidente de toda tu entrega a Dios, de tus esfuerzos por vivir determinada virtud, de tus dolores por caer una y otra vez en tal pecado.
Confíale tus debilidades, tus tentaciones, tus afectos, tus amores. Debería ser el santo de cada día, de tu día a día. Encomiéndale en especial la custodia del corazón y el cuidado de tu vida de oración, a él que vivió en la contemplación continua del rostro de Cristo y al cobijo materno del corazón de su Esposa María. 
Mater Dei

viernes, 16 de marzo de 2012



Llama la atención la manera tan delicada con que trataba el Señor a las mujeres. Hay multitud de detalles en los Evangelios que nos dan idea de la normalidad con la que Jesús empleaba ese trato, sin caer en la frivolidad o las distancias innecesarias, reconociendo la dignidad que merece cualquier mujer. He ahí su gran atractivo. La situación, por ejemplo de indefensión en la que se encontró Jesús, cuando todo un pueblo intenta apedrear a la mujer adúltera. Nos admira que, más allá de los respetos humanos, el Señor sale al encuentro de un corazón herido y arrepentido, en este caso el de una mujer, que es la única “condición” que pone la misericordia de Dios.
Las mujeres, en la época del Señor, no gozaban de todos los derechos y prerrogativas de los varones, ni se les permitía protagonismos excesivos. Sin embargo, en el acontecimiento más importante de Jesús, su pasión, muerte y resurrección, vemos dos hechos significativos. Por un lado, aquellas mujeres que permanecieron con fidelidad junto a la Cruz del Señor, mientras las promesas de sus discípulos se hacían añicos con su cobarde huída. Por otro, cómo Jesús dio la primicia de su resurrección a esas mujeres que fueron a embalsamar su cuerpo, y las primeras en anunciar a los discípulos el milagro. En todo ello, vemos el premio con que Dios recompensó la fidelidad de unas mujeres, sólo fundamentada en un amor auténtico y sin fisuras.
Hay que descubrir en la Virgen María la escuela donde Jesús aprendió el verdadero trato con las mujeres: discreción, cariño, prudencia… La madre de Dios, además, es signo de fortaleza, ya que en los momentos más difíciles sólo una mujer puede demostrar su saber estar, sin miedo al dolor o al qué dirán.
Mater Dei

el ayuno



Una tendencia erróneamente dualista de la antropología moderna quiere hacernos creer que somos distintos de nuestro cuerpo. Una cosa es el cuerpo (se dice), que no es sino mera materia biológica, y otra diferente es la persona, que con su cuerpo puede hacer lo que quiera. En un cuerpo materializado, que ha perdido su carácter personal, sólo cabe una concepción también materialista del alma, que queda así reducida a un mero conglomerado de mecanismos neurológicos del cerebro.
Pero no entenderíamos nada del cristianismo, si tuviéramos que explicar el Evangelio o el misterio de Cristo partiendo del principio “yo no soy mi cuerpo”. El cuerpo humano es sacramento de la persona y su lenguaje puede ser también lenguaje de oración. El ayuno, además de su valor corredentor, es también la oración del cuerpo. Sentir hambre en el cuerpo es recordar y actualizar nuestra condición de hijo pródigo, que no logra saciar su hambre de Dios con ninguna de las algarrobas que ofrece el mundo.
El ayuno, además, tiene un profundo significado eucarístico. El ayuno de Cristo en el desierto era hambre de amor y de entrega, hambre de quien sólo tiene como alimento hacer la voluntad del Padre. Aquel cuerpo de Cristo, que había de hacerse Eucaristía, quiso hacer suya el hambre interior de tantos hombres que viven saciados sólo de sí mismos. Aquel Cristo débil y hambriento, que no dudó en multiplicar los panes y los peces para saciar a las multitudes hambrientas que le seguían, se hizo hambriento y sediento para saciar sobre todo el hambre y la sed de tu alma.
Tu ayuno ha de ser, sobre todo, expresión de ese hambre de Dios que sólo se sacia con la oración. Tú también estás llamado a hacerte pan para tantos hombres que viven pendientes de las migajas que caen de la mesa de este mundo.  
Mater Dei

martes, 13 de marzo de 2012


VOLUNTARIADO Y PEREGRINACIÓN VERANO 2012 Para Jóvenes


Estimados amigos de Centro Medjugorje,
desde la Fundación tenemos el placer de informarles de una iniciativa surgida de un grupo de peregrinos de Medjugorje.
Consiste en un campo de trabajo en la Aldea de la Madre, sobre el cual pueden encontrar toda la información en el este enlace.
Muchas gracias, esperamos sea de su interés.
Unidos en la oración en Jesús y María,

Centro Medjugorje

  • Fechas:
    - 1er grupo del 1 al 10 de Julio de 2012
    - 2º grupo del 11 al 20 de Julio de 2012
    - 3er grupo del 21 al 30 de Julio de 2012
Precio del viaje todo incluido: 750 euros.

Reuniones Informativas Voluntariados HELP!:

Barcelona Domingo 12 de Febrero de 2012 18.00 h.
Salamanca Viernes 17 de Febrero de 2012 19.00 h.
Madrid Sábado 18 de Febrero de 2012 19.00 h.

Sevilla Por confirmar
Congreso de voluntarios: Fin de Semana de encuentro y formación: 14-15 Abril 2012

INFORMACIÓN E INSCRIPCIONES:

• info@helpvoluntarios.org
Teléfonos Información:
Help 0034.684.601.806 / 0034.617.301.985 
o Goran 0034.626.111.201 / 0034.936.650.653






Cuenta Ireneo de Lión que en el edén del principio no existía el sueño. Aquel primer Adán, barro infante, no sabía ni podía dormir, porque había sido creado para contemplar continuamente el rostro de su Dios. Vivía en la perpetua vigilia del amor, en la alerta de la comunión con su Dios amado. De aquellas vigilias primeras quedó, ciertamente, en el hombre la necesidad de vigilar, de madrugar y de buscar la luz.
Aquellas gentes, que se levantaban con prisa antes de las primeras luces del alba para llegar pronto junto al Señor, parecía que huyeran de la noche porque su oscuridad les alejaba de la luz. El día, en cambio, les ofrecía el amor de un rostro amable y la verdad de una palabra siempre veraz. Un atractivo irresistible, inefable, tendría aquella compañía de Cristo, que suscitaba en las gentes el deseo y la premura de un encuentro cercano con El.
Tus noches, si no están dominadas por el pesado sueño del pecado y la mediocridad, llevan siempre la promesa del alba y de la luz del día. Dios las permite para que no caigas en el falso espejismo de compararte y hasta igualarte con El. Por la oscuridad de esas noches Dios te hace más mendigo, más desnudo, para que, al alba que El decida, puedas ser revestido de una presencia suya más íntima y, con la luz de un nuevo día, veas más claramente esos ojos divinos que vigilaban tus oscuridades.
Has de vigilar ese alma tuya que fácilmente se adormece en la comodidad, en las faltas de omisión, en las críticas y juicios, en la ira, en la vanidad o en la soberbia. Has de procurar buscar ese poco de luz que sólo encuentras en la compañía de Cristo, si no quieres que tu día a día vaya convirtiéndose en una noche larga y sin sentido, llena de estéril activismo y de la soberbia oscuridad de tu yo. 
Mater Dei