Bienvenidos a compartir en el Espíritu de Dios

Hola a todos los que visitáis este blog. ¡Gracias por entrar! ¡DIOS OS BENDIGA!
En este momento empezamos a compartir nuestras vivencias y, también nuestras oraciones.
Rezo por vosotros. Rezad, también por mí. ¡GRACIAS!

¡Jesús es amor sin límites!



¡Dios te ama!¡Él esta vivo en tu corazón!

¡Que Dios os bendiga cada día de este año 2024


MªEsperanza Román


¡Alabado sea Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo!
Sólo Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. ¡SÓLO JESÚS SALVA! Léelo en la Biblia.


¡Te basta mi gracia!

Reza ante el Santísimo por tu familia, amigos y enemigos...¡Él es el Todopoderoso!



¡Oh Señor, pongo en tus manos la sangre derramada por todos aquellos niños muertos en el vientre de sus madres a manos de los hombres, únela a la sangre de tu hijo Jesús que derramó por todos nosotros para la remisión de todos los pecados del mundo! Acoge, Señor esta oración. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

viernes, 2 de agosto de 2013

La existencia del infierno


Si no hubiera infierno, no existiría la justicia. Esto, que puede escandalizar a muchos de nuestros contemporáneos, es una de las realidades más fuertes que nos muestra el gran plan de salvación de Dios. Jesucristo, en los evangelios, habla expresamente de la posibilidad de la condenación y de la existencia del infierno en quince ocasiones. Desde luego que no es asunto para estar obsesionados, pero nunca podemos olvidar que el amor es algo que no se impone. Cristo nos habla constantemente de la misericordia de Dios, y de acudir a Él como Padre; pero, ¿qué hubiera pasado si el hijo pródigo no hubiera regresado a la casa del padre, signo de la infinita ternura de Dios?
Tras el drama del infierno se esconde el misterio de la libertad humana; pero, también es cierto que la Iglesia no puede convertirse, como muchos desearían, en una ong más, dedicada a poner tiendas de campaña en países del tercer mundo, y a proveer de recursos materiales. Sin la consideración del cielo y del infierno no cabría la interpelación a la conciencia personal, la existencia del bien o mal moral, con sus consecuencias definitivas para cada ser humano más allá de esta vida. Si el infierno no existiera, asistiríamos a uno de los engaños más clamorosos de la historia de la humanidad, ya que la Iglesia, desde hace más de veinte siglos, se dedica a rezar por los pecadores. Hay infierno y, por tanto, existe la posibilidad de que tú y yo nos condenemos. ¡Claro que existen los lirios del campo y las aves del cielo! Pero, más allá de cualquier poesía, que puede confortarnos anímicamente, debemos ahondar en la realidad del pecado, que puede alejarnos, con el mal uso de nuestra libertad, de Aquel que asumió nuestra condición pecadora, y murió en la Cruz por amor. ¿Somos capaces de imaginarlo?

Lañas diarias en www.mater-dei.es

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