TERCER DÍA (18)
LA CONVERSIÓN
La Virgen ha
dicho que el mensaje más importante que trae a la humanidad es la conversión.
Todo lo demás se resume en esto. Y la conversión era el centro de la
predicación de Jesús: "El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está
cerca; convertíos y creed en la
Buena Nueva" Mc 1,15. María nos quiere introducir,
entonces, en el Reino de su Hijo, y quiere que éste llegue a todos por la
conversión. Si el corazón del hombre no cambia, no abandona el pecado y vuelve
a Dios, difícilmente se podrá salvar. Todos, para María, estamos igualmente
urgidos a la conversión. Ha dicho: "hay muchos creyentes que viven como
verdaderos paganos; su nombre sólo aparece en los archivos parroquiales y no
viven de acuerdo al cristianismo". Para convertirse "hay que empezar
a orar y tener una firme voluntad". Exhorta: "Convertíos antes de que
sea demasiado tarde, entregad vuestros corazones a Dios". "Vosotros
no sabéis lo que Dios enviará al mundo si no os convertís". "Este
tiempo mientras estoy con vosotros es el periodo de gracia y conversión."
Tengamos presente, que la conversión es un proceso que abarca toda la vida y
todas las dimensiones del ser humano. El hombre sólo terminará de convertirse
cuando Dios lo llame a su presencia. La vida cristiana es toda conversión;
conversión frente a las huestes del maligno, el mundo y la carne. Quien salga
victorioso de la batalla "heredará la corona que no se
marchita".
1 Cor 9,25. María está con nosotros para ayudarnos a cambiar de vida. Si
desaprovechamos esta extraordinaria gracia, podríamos salir perjudicados. Ella
quiere que su Hijo triunfe en medio de las tinieblas y de tantos desaciertos de
la humanidad. Los tiempos presentes urgen una verdadera renovación de la fe que
comienza con la conversión del corazón.
¿Qué pasos se deben dar para vivir continuamente la conversión? Primero: el
reconocimiento del pecado. Quien no reconoce el pecado no podrá convenirse.
Muchos piensan que están bien con Dios, y sin embargo, viven en pecado. En
realidad, la conversión es una gracia: reconocer y pedir perdón por las faltas
que a diario se cometen. El segundo: el arrepentimiento con el dolor por haber
ofendido a Dios y al prójimo. El tercero: la reconciliación con Dios,
particularmente por medio del sacramento de la Confesión. El
cuarto: la satisfacción. Muchos pecados causan daño al prójimo, y es preciso,
hacer lo posible para repararlos; pero además, el pecado hiere y debilita al
pecador mismo, así como sus relaciones con Dios y con el prójimo. Enseña el
Catecismo de la
Iglesia Católica que: "la absolución quita el pecado,
pero no remedia todos los desórdenes que el pecado causó. Liberado del pecado,
el pecador debe todavía recobrar la plena salud espiritual. Por tanto, debe
hacer algo más para reparar sus pecados: debe "satisfacer" de manera
apropiada o "expiar sus pecados". CIC 1459.
Recordemos las palabras de la Madre:
"¡Queridos hijos!: Hoy os invito a la conversión: Este es el mensaje más
importante que yo os doy aquí. Hijos míos, deseo que cada uno de vosotros sea
portador de mis mensajes. Os invito, hijos míos, a vivir los mensajes que os he
dado durante todos estos años. Este tiempo es tiempo de gracia, especialmente
ahora que la Iglesia
os invita a la oración y a la conversión. También yo os invito, hijos míos, a
vivir los mensajes que os he dado en todas las ocasiones en las que aparezco
aquí. ¡Gracias por haber respondido a mi llamada!" 25-2-96.
PRECES
Oremos al Señor, que en María ha empezado el buen trabajo de la santificación
de los hombres, y pidámosle que lo haga progresar hasta el día de la
manifestación de su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor:
. Para que el Señor, que quiso prefigurar y culminar en María la plenitud de la
gracia, conceda a todos los miembros de la Iglesia ser reflejo de la hermosura inmaculada de
la Madre de
Jesucristo. Roguemos al Señor.
. Para que el Espíritu Santo, que engendró en las entrañas de María al Verbo
eterno del Padre, impregne al mundo con su fuerza y haga nacer en todos los
hombres un vivo deseo de la venida del Reino de Dios. Roguemos al Señor.
. Para que quienes se han alejado del camino del bien, con la intercesión de María,
refugio de pecadores, se conviertan de sus malos pasos y obtengan el perdón de
sus culpas. Roguemos al Señor.
. Para que todos nosotros, fija nuestra mirada en María, nos preparemos como
Elia a recibir a Jesucristo y nos dispongamos a dar testimonio de fe y de amor.
Roguemos al Señor.
Oración
Señor Dios nuestro, que has hecho resplandecer la aurora de la salvación en la Concepción Inmaculada
de Santa María Virgen, escucha nuestra oración y haz fecunda la acción
santificadora de la Iglesia,
para que todos los hombres, una vez alcanzado el perdón de sus pecados, sean
regenerados en tu amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
CUARTO DIA (19)
LA ORACIÓN
Si la conversión es el mensaje más importante, la oración es el más persistente
de María. Prácticamente, en todos sus mensajes, llama a la oración. Cuando
comenzaron las apariciones, recomendó: "Rezad todos los días el Credo,
siete Padrenuestros, Avemarías y Glorias en honor de las cinco llagas de Jesús,
por las intenciones del Papa y para pedir el Espíritu Santo". Después
pidió rezar diariamente una parte del Rosario; y con motivo de la Vigilia de su Asunción a
los Cielos, el 14 de agosto de 1984, las tres partes todos los días. Más
adelante, invitó a las familias a orar una media hora antes de iniciar las
labores y media hora, como acción de gracias al finalizar el trabajo del día.
También recomendó la
Adoración a Jesús Sacramentado, el Vía Crucis y la Veneración a la Cruz. Para pedir
después, que durante la jornada cotidiana, se llenarán hasta los espacios más
pequeños con jaculatorias. Después en el año 2000 pidió formar grupos de
oración, y dijo: "¡Queridos hijos: que la oración sea la vida!" La
oración, por consiguiente, es la vida del cristiano. A través de sus mensajes la Virgen desarrolla una
auténtica pedagogía de la oración cristiana. No con formas o expresiones
novedosas, sino adaptándose a las ya conocidas y avaladas por el Magisterio de la Iglesia.
La oración no debe ser jamás una actividad paralela a las demás, sino la vida
misma del creyente. La Virgen
ha superado la antigua oposición y dialéctica entre contemplación y acción. Nos
hace descubrir con sus mensajes que el hombre está llamado a hacerse oración y
la oración hombre. Ella espera que los fieles en el tiempo presente y con sus
agitados ritmos de vida, retomen la vida de oración continua. A la pregunta del
por qué pide tantas oraciones, responde: "Mirad a vuestro alrededor y daos
cuenta cuán grande es el pecado que domina en el mundo. Por tanto, orad para
que triunfe Jesús" 13-9-84.
Otro aspecto de la vida de oración que la Virgen desea suscitar en sus hijos, es que ésta
se debe desarrollar "con el corazón." Se trata, sobre todo, de
asociar siempre, -evitando las distracciones- la mente y los sentidos a la
oración interior del amor; en serenidad, paz y afecto. La oración con el
corazón es uno de los aspectos relevantes de la espiritualidad de Medjugorje:
"oración necesaria para los tiempos que se viven -dice María- y para
adquirir la auténtica conversión." En uno de sus mensajes dijo:
"¡Queridos hijos!: También hoy os invito o todos a la oración.
Sabed, queridos hijitos, que Dios concede gracias especiales en la oración; por
lo tanto, buscad y orad, para que podáis comprender todo lo que os ofrezco
aquí. Yo os invito, queridos hijos, a la oración con el corazón; sabed que sin
la oración no podéis comprender todo lo que Dios programa a través de vosotros.
Por lo tanto, orad. Deseo que a través de cada uno se realicen los designios de
Dios. Que pueda crecer y madurar cuanto Dios os ha otorgado en el corazón. Por
lo tanto, orad para que la bendición de Dios os pueda proteger de todo el mal
que os amenaza. Yo os bendigo, queridos hijos. ¡Gracias por haber respondido a
mi llamado!" 25-4-87.
PRECES
Unidos a María, figura e imagen de la Iglesia que un día será glorificada, presentemos
nuestras oraciones a Dios Padre en favor de todos los hombres.
· Por la
Iglesia, pueblo de los creyentes: para que en todos sus
miembros sea llamada dichosa por haber creído que la Palabra de Dios se
cumplirá. Roguemos al Señor.
· Por todos los que lo han dejado todo para
seguir a Cristo: para que sepan, como María, escoger la mejor parte y
entregarse totalmente a lo único necesario. Roguemos al Señor.
· Por los jóvenes y los adolescentes: para que
aspiren siempre a realizar en su vida ideales de pureza y caridad, imitando a
la siempre Virgen María. Roguemos al Señor.
· Por los que han perdido a los que aman: para
que encuentren en María el afecto y la protección de una madre que recibió esta
misión de su Hijo en la cruz. Roguemos al Señor.
· Por los matrimonios y las familias cristianas:
para que sean escuelas de amor y de aprecio a la vida frente a quienes quieren
la muerte de los inocentes que todavía no han nacido. Roguemos al Señor.
· Por todos nosotros: para que sepamos conservar
todo lo referente a Cristo y al Reino de Dios, meditándolo en nuestro corazón
por medio de la oración. Roguemos al Señor.
Oración
Padre de bondad, que estos deseos que te presentamos encuentren eco en tu amor
generoso, y que nos ayude la intercesión poderosa de la Madre de tu Hijo, nuestro
Señor Jesucristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.