EL P. AMORTH Y GARABANDAL:
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IMPORTANTE TESTIMONIO de la Hna. Beatriz Liaño
(Sierva del Hogar de la Madre)
El
pasado 16 de septiembre de 2016, fallecía en Roma el P. Gabriele
Amorth. Era, seguramente, uno de los más conocidos exorcistas de todo el
mundo, y también uno de los más temidos por Satanás. Además de no
tenerle miedo al diablo, tampoco se lo tuvo a los micrófonos ni a las
cámaras. Es más, no desaprovechaba ocasión de usarlos cuando se le
ofrecían, para publicar que el demonio existe, que no es un cuento, y
que es un ser malvado, que odia a Dios y que, movido de una perversa
envidia, busca la ruina eterna de los seres humanos. Lo que quizás no se
conozca tanto de él fue la relación que tuvo con las apariciones de la
Virgen en San Sebastián de Garabandal (1961-1964 Cantabria, España). Yo
lo supe casi por casualidad, o mejor dicho, por providencia.
Al
llegarme la noticia de su muerte, afluyeron a mi cabeza los recuerdos
de algunos encuentros que tuvimos con él en Roma, en los años en los que
yo viví allí. Debió de ser el año 2006 o 2007. Me sonreí recordando mi
primera conversación con él, a través del teléfono…
Habíamos
pensado en grabarle una entrevista de vídeo, para nuestro apostolado
con los medios de comunicación social. Debo confesar que, en aquel
momento, yo lo desconocía casi todo sobre la actividad extraordinaria de
Satanás. Nunca había hablado con un exorcista y, la verdad, me daba un
poco de respeto hacerlo. Marqué el número de teléfono y esperé a
escuchar el tono de llamada. De pronto, saltó un contestador automático
en el que la voz del P. Amorth – la áspera voz de un anciano desgastado
tras miles de horas batallando con Satanás – emitía un mensaje breve y
conciso. Aún lo recuerdo casi con las palabras textuales. Decía así:
“Querido hijo, el P. Amorth está muy ocupado y solo atiende a personas
de la Diócesis de Roma. Si no perteneces a la Diócesis de Roma, ponte en
contacto con tu Obispo para solicitarle entrevista con el exorcista de
tu Diócesis. Si perteneces a la Diócesis de Roma, deja tu mensaje
después de oír la señal. En todo caso, te bendigo en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo…” Recuerdo que solté el teléfono
como si me hubiera dado calambre…
Reflexioné
un momento sobre la cantidad de llamadas que el P. Amorth debía recibir
al cabo del día para tener que dejar un mensaje así en el contestador.
Volví a marcar el número. Esta vez fui capaz de llegar hasta el final.
Comencé a dejar mi mensaje. Me preguntaba qué pensaría el famoso
exorcista al escuchar el mensaje de una monja que trabajaba con medios
de comunicación y quería hacerle una entrevista. No me dejó terminar de
hablar. De pronto, el teléfono se descolgó, y me encontré hablando con
el P. Amorth. Al explicarle lo que buscaba de él, buscó un hueco en su
agenda y concertamos una cita en un par de semanas.
El
día señalado, llegué con otra hermana a la Casa Generalicia de la
Sociedad de San Pablo donde residía el P. Amorth. Para mi sorpresa, el
“despacho” del P. Amorth era una antigua lavandería situada al fondo del
jardín: las paredes cubiertas de azulejos, una especie de fregadero, y
también una mesa camilla con algunas sillas, una vieja butaca… No era un
lugar muy acogedor, la verdad. El P. Amorth explicó que había escogido
ese rincón del jardín porque allí no molestaba a sus hermanos de
comunidad con los gritos de las personas a las que exorcizaba. Aunque
allí solo recibía a los “menos ruidosos”. Tenía otro lugar, un pequeño
templo no parroquial dentro de Roma, donde rezaba sobre los “más
ruidosos”… Hablaba con toda normalidad del tema, como quien te cuenta lo
que ha desayunado esa mañana.
Me
impresionó descubrir que, el “gran exorcista”, era un anciano menudo,
de aspecto frágil, acogedor y bromista. No perdió mucho tiempo en
presentaciones. Lo importante era la entrevista y no le quería robar
tiempo. Entre otras muchas cosas, le pregunté cuántas horas dedicaba al
día a los exorcismos. Me respondió que, de la mañana a la noche, de
lunes a lunes, todos los meses del año salvo agosto, que lo reservaba
para rezar, hacer ejercicios espirituales y peregrinar a algún Santuario
de la Virgen. Decía que le ayudaba recordar que tantos hermanos
sacerdotes en tierras de misión no tienen posibilidad del más mínimo
descanso. Las almas le necesitaban, y él se entregaba a ellas hasta el
extremo de sus fuerzas. A medida que le iba escuchando, crecía más y más
mi admiración hacia él. Recuerdo la seguridad con que dijo: “La vida de
la gracia es una coraza que nos defiende de Satanás. No hay que tener
miedo del demonio. Lo que hay que hacer es vivir en gracia, así no
tendrá ningún poder sobre nosotros”.
Me
pareció un hombre con una fe tan grande, con una fortaleza de espíritu a
la altura de los mártires, tan sensato, tan equilibrado… De pronto,
empecé a sentirme empujada a hacerle una propuesta al P. Amorth. Por
eso, antes de despedirnos le pregunté: “Padre, dentro de unos días llega
a Roma nuestro fundador, el P. Rafael Alonso. ¿Puedo pedirle que nos
haga un hueco en su apretada agenda para que él pueda venir y
conocerle?” El P. Amorth reflexionó un momento, pero no mucho, la
verdad. Metió la mano en el bolsillo. Yo pensaba que iba a sacar de ahí
la típica agenda de bolsillo. Pues no. Para mi sorpresa sacó unas hojas
enrolladas y atadas con una goma. Al extender las hojas descubrí lo que
era: un calendario de pared, de esos que en cada hoja viene un mes, y
cada número tiene un cuadrado alrededor con un espacio en blanco para
anotar. Esa era la “agenda” del P. Amorth. En cada uno de esos
cuadrados, escrito con letra pequeña, se amontonaban un montón de
nombres… Tantas personas atormentadas por Satanás que buscaban remedio
en la oración y dirección espiritual de este sacerdote tan generoso.
Buscó entre los nombres y, al final, dijo: “Sí, esta sí, a esta puedo
pedirle cambiar la fecha”. No sé quién era esa persona, pero le
agradezco de corazón que nos cediera su hora semanal con el P. Amorth
para poder tener ese segundo encuentro con él.
Unos
días después, volví al lavadero del fondo del jardín de los Paulinos.
Esta vez íbamos un grupito de hermanas, algunos de nuestros hermanos,
los Siervos del Hogar de la Madre, y el P. Rafael Alonso, fundador del
Hogar de la Madre. El P. Amorth nos recibió con su sencillez habitual.
Nos acomodamos como pudimos. Había que empezar presentándose y el P.
Rafael tomó la palabra para explicarle al P. Amorth: “Yo soy Rafael
Alonso, de España, sacerdote, y tengo como misión levantar un Santuario a
nuestra Madre en Garabandal”.
La
verdad es que nadie esperaba que el P. Rafael iba a comenzar la
conversación de esa manera. El P. Amorth le miró fijamente. Tuve la
impresión de que se estaba emocionando al responder: “Por fin, por fin
uno que cree. ¿Sabes? Yo he creído en Garabandal desde el comienzo de
las apariciones”.
Nuestra
sorpresa se trocó en alegría. El P. Amorth nos explicó que, antes que
exorcista, era especialista en Mariología. Pero no se había limitado a
la teoría, sino que había cultivado siempre un tierno amor a la Virgen
María. Cuando en el año 1961 le empezaron a llegar noticias sobre unas
supuestas apariciones de la Virgen a cuatro niñas en un pueblecito de la
montaña del norte de España, llamado San Sebastián de Garabandal, el P.
Amorth comenzó a estudiar el fenómeno. Tenía en esos momentos 36 años.
Reunió toda la información que pudo conseguir, leyó testimonios, hizo
varias averiguaciones… Desde el primer momento le pareció evidente el
carácter sobrenatural de los acontecimientos. Y había mantenido esa
certeza con el pasar de los años. Supongo que la profunda relación que
tenía con San Pío de Pietrelcina, que fue su confesor y director
espiritual durante mucho tiempo, le confirmó en esa creencia.
Tiempo
después le volví a ver en una parroquia romana. Se celebraba una
jornada en torno a la figura del P. Pío y el P. Amorth daba una de las
charlas. Estábamos comentando con algunas personas en la sacristía,
minutos antes de comenzar la charla. El párroco nombró las apariciones
de Garabandal. El P. Amorth le respondió con viveza: “Tú sabes que yo
siempre he creído en Garabandal”. El párroco le respondió entre
carcajadas: “Sí, Padre sí, y yo también, no se preocupe”. Ahí pude
comprobar que el P. Amorth no se avergonzaba de su posición con respecto
de Garabandal, ni en privado, ni en público.
Espero
que nunca olvidemos las enseñanzas del P. Gabriele Amorth, ni sus
consejos y advertencias contra el Malo. Y que tampoco olvidemos que este
“especialista en demonología” no se asustó nunca de los ataques que
recibieron las apariciones de Garabandal, contra las que pareció
levantarse el infierno entero. Y este hombre luchaba a diario contra el
infierno, así que un poco debía conocer a Satanás, su odio contra la
Siempre Virgen y sus tácticas para apartar a las alma de la Verdad. Lo
dicho. Que no nos olvidemos de las enseñanzas de este hombre de Dios.
"Hogar de la Madre"
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Bienvenidos a compartir en el Espíritu de Dios
Hola a todos los que visitáis este blog. ¡Gracias por entrar! ¡DIOS OS BENDIGA!
En este momento empezamos a compartir nuestras vivencias y, también nuestras oraciones.
Rezo por vosotros. Rezad, también por mí. ¡GRACIAS!
¡Oh Señor, pongo en tus manos la sangre derramada por todos aquellos niños muertos en el vientre de sus madres a manos de los hombres, únela a la sangre de tu hijo Jesús que derramó por todos nosotros para la remisión de todos los pecados del mundo! Acoge, Señor esta oración. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
En este momento empezamos a compartir nuestras vivencias y, también nuestras oraciones.
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¡Jesús es amor sin límites!
¡Dios te ama!¡Él esta vivo en tu corazón!
¡Que Dios os bendiga cada día de este año 2024
MªEsperanza Román
¡Alabado sea Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo!
Sólo Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. ¡SÓLO JESÚS SALVA! Léelo en la Biblia.
¡Te basta mi gracia!
Reza ante el Santísimo por tu familia, amigos y enemigos...¡Él es el Todopoderoso!
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miércoles, 5 de octubre de 2016
EL P. AMORTH
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