Oración en reparación por las blasfemias,
compuesta por Su Santidad Pío XII
¡Oh, Augustísima
Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que aun siendo infinitamente feliz en
Ti y por Ti por toda la eternidad, te dignas aceptar benignamente el homenaje
que de toda la Creación se alza hasta tu trono excelso!
Entorna tus ojos, te rogamos, y cierra tus
oídos divinos ante aquellos desventurados que, o cegados por la pasión o
arrastrados por un impulso diabólico, blasfeman inicuamente contra tu nombre
y los de la Purísima Virgen María y los santos.
Detén, ¡oh, Señor!, el brazo de tu justicia, que
podría reducir a la nada a quienes se atreven a hacerse reos de tanta impiedad.
Acepta el himno de gloria que incesantemente se
eleva desde toda la naturaleza: desde al agua de la fuente que corre limpia y
silenciosa, hasta los astros que brillan y recorren una órbita inmensa, en lo
alto de los cielos, movidos por tu Amor.
Acepta en reparación el coro de alabanzas que,
como el incienso ante el altar, surge de tantas almas santas que caminan, sin
desviarse jamás, por los senderos de tu ley, y con asiduas obras de caridad y
penitencia intentan aplacar tu justicia ofendida.
Escucha el canto de tantos espíritus elegidos que
consagran su vida a celebrar tu gloria, y la alabanza perenne que a todas horas
y en todo lugar te ofrece la Iglesia.
Y haz que un día, convertidos a Ti los corazones
blasfemos, todas las lenguas y todos los labios entonen concordes en este
tierra aquel canto que resuena sin cesar en los coros de los ángeles: Santo,
Santo, Santo es el Señor, Dios de los Ejércitos. Llenos están el cielo y la
tierra de tu gloria. Amen.