.SAN NICOLÁS DE BARI. Es un santo que goza de una extensa e intensa devoción popular. Nació en Petara, Asia Menor, a finales del siglo III. Después de repartir sus bienes a los pobres, ingresó en la vida monástica y llegó a regir un monasterio. Al regreso de un viaje a Tierra Santa, fue elegido obispo de Mira, en Licia (hoy Turquía). El año 325 suscribió en el Concilio de Nicea la fe en la divinidad de Cristo. En la persecución de Galerio fue encarcelado y torturado por su fidelidad a la fe católica. Murió en Mira a la edad de 65 años entre el 345 y el 350. Las leyendas del siglo VI lo presentan como gran taumaturgo. En el mundo anglosajón, su fiesta, en la que se obsequia especialmente a los niños, se celebra con el nombre de «Santa Claus». El año 1087 su cuerpo fue trasladado a la ciudad italiana de Bari.- Oración: Imploramos, Señor, tu misericordia y te suplicamos que, por la intercesión de tu obispo san Nicolás, nos protejas en todos los peligros, para que podamos caminar seguros por la senda de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
SAN PEDRO PASCUAL. De la familia mozárabe de los Pascual, nació en Valencia (España) hacia 1225, algunos años antes de que la ciudad, en 1238, fuera tomada por Jaime I el Conquistador. Estudió en París, donde tuvo de compañeros a santo Tomás de Aquino y san Buenaventura, y allí recibió la ordenación sacerdotal. El año 1250 ingresó en la Orden de la Merced. Estuvo de profesor en Zaragoza y fundó varios conventos de su Orden. En 1296, en Roma, fue consagrado obispo para la sede de Jaén (España). Ya en su diócesis, y cuando giraba visita pastoral, fue apresado por los musulmanes y llevado cautivo a Granada. En su cautividad de cuatro años, fue el sostén de sus compañeros de infortunio, el testigo de la verdad, el maestro con sus numerosos escritos de gran valor lingüístico y doctrinal. Defendió la inmaculada concepción de la Virgen María. Condenado a muerte por sus escritos en defensa del cristianismo frente al Islam, lo decapitaron el 6 de diciembre de 1300 en Granada.- Oración: Oh Dios, que en san Pedro Pascual diste a tus fieles, sometidos a cautividad, el maestro y defensor de su fe; concédenos que, arraigados en tu palabra, vivamos con plenitud la fe, que obra por la caridad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.