Oh María, Madre de Dios, os pido con humildad de corazón, que veas nuestro interior y nuestra angustia hoy.
Tus hijos, tus pequeñitos claman despacito, como verdaderos niños, que a través de Cristo, Tu Hijo Divino, a través del Buen Dios, Nuestro Padre Creador, y a través del Supremo artífice de verdad, el Espíritu Santo, quienes como verdadero consuelo, en todo momento, nos han regalado como Supremo obsequio vuestro Corazón Inmaculado, consagremos, por vuestra Divina intercesión, a Tu Preciosísimo Corazón Inmaculado, nuestro trabajo, nuestro hogar, nuestro corazón, nuestra querida y necesitada España, que está hoy especialmente carente de ti, y todo lo que el Buen Dios nos regaló, como manifestación de Su Amor, con ello todo lo dispuesto y creado por Dios, símbolo de total perfección.
Te pedimos tus hijos, nos regales el don de la Fe, una esperanza sin par, verdadera humildad y la perfecta caridad, inspirada en el seno mismo de la Santísima Trinidad, para ser liberados definitivamente de la iniquidad, mediante el triunfo definitivo de tu Inmaculado Corazón, fuente de toda redención.
Te pedimos además que nos enseñes a amar, y a vivir en la verdad, para alcanzar la Patria Celestial.
Amén.
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