Padre Pío:
Yo no sé hablar con Jesús como hablabas tú; yo no sé amarlo como lo amabas tú; yo no sé invocarlo como lo invocabas tú.
Por eso te pido: habla tú con Èl, ámalo tú, invócalo tú por mí.
Mientras lo haces, ven, dame la mano y juntos caminaremos hacia Jesús.
Pero,
te ruego, Padre Pío, que, mientras recorremos el camino, me enseñes a
hablar con Jesús, me enseñes a amarlo, me enseñes a invocarlo, como lo
hacías tú.
Y cuando la boca calle, y calle el
corazón, y calle el alma… y dentro y fuera de mí se apague la luz, te
ruego, Padre Pío, que me concedas oír tu voz y que en tu voz, yo escuche
la voz de Jesús.
Que asì sea...
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