Atráeme, Amado mío, tras Tus Pasos,
que exhalan un dulce perfume de mirra.
Condúceme de la mano hasta Tu Cámara, 1 Rey mío,
donde oiré en privado Tu regia Voz.
Ilumina mi rostro con Tu sonrisa,
oh Amante de la humanidad.
Que Tu mirada de tierno amor,
una mirada que supera a todas
y que transciende todo sentido,
se pose sobre mí.
Si alguna vez Te fallé, o siquiera un solo instante
Te hice levantar una ceja
a causa de mi fragilidad,
imploro a Tu Sacratísimo Corazón
que tenga compasión de mí.
Tú tienes el poder sobre la vida y la muerte,
y ahora vengo a Ti para hallar mi refugio
en Tu Sagrado Corazón,
donde se encuentra la Vida
y el descanso sempiterno".
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