Bienvenidos a compartir en el Espíritu de Dios

Hola a todos los que visitáis este blog. ¡Gracias por entrar! ¡DIOS OS BENDIGA!
En este momento empezamos a compartir nuestras vivencias y, también nuestras oraciones.
Rezo por vosotros. Rezad, también por mí. ¡GRACIAS!

¡Jesús es amor sin límites!



¡Dios te ama!¡Él esta vivo en tu corazón!

¡Que Dios os bendiga cada día de este año 2024


MªEsperanza Román


¡Alabado sea Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo!
Sólo Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. ¡SÓLO JESÚS SALVA! Léelo en la Biblia.


¡Te basta mi gracia!

Reza ante el Santísimo por tu familia, amigos y enemigos...¡Él es el Todopoderoso!



¡Oh Señor, pongo en tus manos la sangre derramada por todos aquellos niños muertos en el vientre de sus madres a manos de los hombres, únela a la sangre de tu hijo Jesús que derramó por todos nosotros para la remisión de todos los pecados del mundo! Acoge, Señor esta oración. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

lunes, 10 de diciembre de 2012

Tepeyac

Envío número: 526 - 9 de diciembre de 2012   
 
La Virgen de Guadalupe en su fiesta
Un texto original que narra lo ocurrido al indio Juan Diego en el Cerro del Tepeyac
 
Ayer. 8 de diciembre, fue el día de La Inmaculada Concepción de María, gran fiesta Mariana donde recordamos el milagro que dio a la Madre del Verbo el privilegio de ser la unica criatura librada del pecado original. Hoy, 9 de diciembre, celebramos la Fiesta de San Juan Diego, el vidente de María de Gudalupe en le cerro del Tepeyac.
 
El 9 de diciembre se produce la primera aparición de María, por eso es que la Iglesia ha establecido la fiesta de San Juan Diego hoy, y el 12 de diciembre se desarrolla el extrordinario Milagro Guadalupano, fecha en la que celebraremos la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe.
 
El Milagro Guadalupano fue recogido por Don Antonio Valeriano, probablemente de las palabras del mismo indio Juan Diego. El texto es reconocido como el Nican Mopohua, que en lengua Nahuatl significa "Aqui se narra". Son estas las palabras con las que se da comienzo a un extraordinario texto que reproduce el milagro ocurrido en el cerro del Tepeyac en aquel diciembre de 1531.
 
 
México nunca será lo mismo después de tan maravillosa jornada, ni tampoco América lo será. Muchos errores se cometieron durante la colonización de estas tierras, pero también es cierto que la Gracia de Dios envolvió América y la cubrió del Manto de la Madre de Dios desde entonces. Los pueblos honran a María, y la hacen Madre de sus hijos como Camino Perfecto a Jesucristo, nuestro Salvador.
 
Los invitamos a leer este texto único, el más importante que se refiera al Milagro del Tepeyac. En este camino a la Navidad, nada mejor que sumergirse en la escuela de María, escuela del amor a Jesús.
 
 
 
 
   
La Virgen bajó al Tepeyac por nuestra salvación

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Arrepentimientos

Envío número 525 del 4 de diciembre de 2012   
 
Arrepentimientos
Arrepentimiento a edades maduras, dolores por cegueras de juventud
Desde hace varios días que no puedo dejar de comprender íntimamente el sufrimiento que nos invade cuando nos arrepentimos de la forma en que tratamos a nuestros padres. El dolor nos estruja el pecho, al recordar, porque de muchas cosas que hicimos nos arrepentimos, sintiendo en el corazón la verdadera esencia del pecado, del mal, y sus consecuencias.
 
Llegamos a una edad en la vida, la llamada juventud, en que nos dejamos arrastrar por el vendaval de nuestras inseguridades y nuestros miedos. Nuestra alma queda presa de esa necesidad de afirmar nuestra esencia, de martillar de una vez por todas la tapa del ataúd de esa pregunta que nos carcome: quien somos, de qué somos capaces en la vida.
 
Por un error incomprensible, pero tan antiguo como la historia de la humanidad, decidimos correr en la dirección equivocada. En lugar de escuchar y mirar a quienes más nos aman, nuestros propios padres, decidimos construirnos a nosotros mismos en la diferenciación, en el distanciamiento, en la descalificación. Ignorantes de que en la vida nada se construye por el camino de la destrucción, nos lanzamos pico y hacha en mano a destrozar los corazones de quienes nos trajeron al mundo.
 
Quizás porque alguien nos aconsejó mal, o quizás porque queremos salir corriendo aún con las piernas de nuestra rebeldía adolescente, lo concreto es que herimos y lastimamos a nuestros propios padres. Ciegos ante el mal, supimos encontrar los puntos donde más duele y así golpear una y otra vez en el mismo lugar. Parecía muy fácil escuchar, comprender, ayudar y tener paciencia a cualquier desconocido, pero no a ellos. Qué horror, baste pensar que para Dios el amor y respeto por nuestros padres es tan importante que hasta les dedicó uno de los Diez Mandamientos.
 
Digo estas palabras y puedo ver los ojos tristes y desgarrados de tantas madres mientras son heridas por palabras dolientes de sus hijos, por desprecios y agresiones gratuitas. Digo estas palabras y puedo ver el gesto adusto de tantos padres despreciados moral y humanamente por hijos que los dejan parados, congelados, sin saber que responder, como responder.
 
Quizás es el mundo que ha empeorado, porque cada vez es mayor el desprecio con que hijos tratan a padres, con que abuelos son abandonados sin amor ni cuidado. Quizás es que el amor ha perdido lugar en el mundo y ha dejado avanzar la cobardía, y es entonces más fácil herir a aquellos que sabemos no pueden responder a nuestra agresión, porque nos aman, nos aman de todo corazón.
 
Pero un día crecemos, se caen las escamas que cubren nuestros ojos y vemos con claridad. El dolor entonces nos envuelve y llena de llagas nuestro corazón, porque ya es tarde para reparar el daño producido. No entendemos como fuimos capaces de ser tan ciegos, como fuimos capaces de ser tan inhumanos. Nos vienen a la mente cosas dichas, cosas hechas, momentos de dolor irreparable, heridas que no cierran.
 
Si Dios nos concede la Gracia, quizás podamos pedirles perdón antes de que terminen su caminar por la vida. Darles amor, acariciarlos, abrazarlos, hacerlos sentirse amados y respetados por los que son el fruto de su vida. Si es que se fueron antes de que caigan las escamas que cubren nuestros ojos, pues allí no queda más que el sufrimiento y la agonía ante la culpa que ha erosionado nuestro interior, una y otra vez como una marea eterna que no cesa en su esfuerzo de  chocar con nuestra alma ya redondeada de tanta ola que viene y se aleja.
 
Arrepentimiento a edades maduras, dolores por cegueras sufridas en la juventud. Culpas que nos invaden, diálogos antiguos que se repiten en nuestro interior una y otra vez. Recuerdos que no se alejan, cosas dichas que no pueden ser reconstruidas, marañas de pensamientos que hacen nido en nuestro corazón.
 
Digo estas palabras y puedo ver los Ojos de Dios Padre, que también es maltratado por millones y millones de hijos. Digo estas palabras y veo la mirada triste de María, Madre ignorada y olvidada por tantos millones de hijos. Quizás es Dios el que quiere que, como padres, compartamos con El este sufrimiento que es el de ser despreciados por nuestros propios hijos, como a El ocurre.
 
Miremos a nuestros padres, si es que aún los tenemos. Recemos por sus almas, si es que ya se han ido. Pidamos perdón a nuestro Dios, que sane nuestras heridas en la Reconciliación, en la Confesión. Y llevemos de modo especial la Cruz de Jesús si es que ahora nos toca ser padres, y vivirlo en carne propia.
 
Padre Bueno, danos de beber la Copa de Tu Dolor, en reparación de todas las ofensas que recibes de Tus hijos, ayer, hoy y siempre. Padre de Bondad, por la Dolorosa Pasión de Tu Perfectísimo Hijo, Jesucristo, Ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Mensaje del 2 de Diciembre de 2012



“Queridos hijos, con amor materno y paciencia materna, de nuevo os invito a vivir según mi Hijo, a vivir Su paz y Su amor. Que como mis apóstoles aceptéis, con todo el corazón, la verdad de Dios, y que oréis al Espíritu Santo para que os guíe. Entonces podréis servir fielmente a mi Hijo y con vuestra vida, mostrar Su amor a los demás. Por medio del amor de mi Hijo y de mi amor, yo como Madre, me propongo llevar a mi abrazo maternal, a todos los hijos extraviados y mostrarles el camino de la fe. Hijos míos, ayudadme en mi lucha materna y orad conmigo para que los pecadores conozcan sus pecados y se arrepientan sinceramente. Orad también por quienes mi Hijo ha elegido y en Su Nombre ha consagrado. ¡ Os doy las gracias!”

domingo, 2 de diciembre de 2012

Volver a VIVIR

Consagración al Inmaculado Corazón de María




Oh María, Madre de Dios, os pido con humildad de corazón, que veas nuestro interior y nuestra angustia hoy.
Tus hijos, tus pequeñitos claman despacito, como verdaderos niños, que a través de Cristo, Tu Hijo Divino, a través del Buen Dios,  Nuestro Padre Creador, y a través del Supremo artífice de verdad, el Espíritu Santo, quienes como verdadero consuelo, en todo momento, nos han regalado como Supremo obsequio  vuestro Corazón Inmaculado, consagremos, por vuestra Divina intercesión, a Tu Preciosísimo Corazón Inmaculado, nuestro trabajo, nuestro hogar, nuestro corazón, nuestra querida y necesitada España, que está hoy especialmente carente de ti, y todo lo que el Buen Dios nos regaló, como manifestación de Su Amor, con ello todo lo dispuesto y creado por Dios, símbolo de total perfección.
Te pedimos tus hijos, nos regales el don de la Fe, una esperanza sin par, verdadera humildad y la perfecta caridad, inspirada en el seno mismo de la Santísima Trinidad, para ser liberados definitivamente de la iniquidad, mediante el triunfo definitivo de tu Inmaculado Corazón, fuente de toda redención.
Te pedimos además que nos enseñes a amar, y a vivir en la verdad, para alcanzar la Patria Celestial.
Amén.