| by pajares95 |
1 de Octubre de 2014. GRUPO ENCUENTRO DE LOS SAGRADOS CORAZONES DE JESUS Y MARIA. MADRID.
Nuevo curso
La Virgen:
Mis Pequeños… ¡qué prisas tenéis…! Si Yo me paseaba entre vosotros, acariciando vuestro corazón, mandando gracias a vuestra alma en este día tan especial, pequeños.
¡Qué alegría volver a estar juntos! después de estos meses para algunos tan atribulados, pero vuestra Madre ¿cómo os iba a dejar, hijos? Aun así, ¡qué oscuridades! ¿Verdad? ¡Qué confusiones! Pequeños, ¡qué poca luz en el mundo, hijos! ¡Cómo las tinieblas acechan por todos lados! por todos los pueblos hijos. Mis pequeños, Yo os defiendo. Yo estoy aquí y lo que os digo hoy, lo he repetido ya tantas veces, también a vosotros: todo tiene que acontecer, pequeños, el mundo tiene que purificarse, hijos.
Todos esos mártires, tantos, son cuna después: de santos, hijos, de conversión, pequeños. ¿No veis en el tiempo presente de Dios , hijos, cuando tantos… tantos mártires murieron en Roma hijos, en el Imperio de entonces, pero para Dios presente ¿No veis que así todo se va renovando? ¿O queréis vosotros que todo vaya como hasta ahora, dónde Nuestro amor ya no se conoce?
Hijos ¿y qué esperáis de vuestra tierra? y ahora me refiero a España, la “mariana” ¿qué esperáis? Hijos ¿no se tiene que purificar esta tierra vuestra? también aquí habrá mártires y habrá santos, además de tantos que ya lo han sido, hijos. Hijos, en esta tierra, igual que en todo el mundo, se tienen que poner de rodillas matando toda soberbia, todo orgullo, clamando el nombre de Dios que les auxilie, acordaros “que toda rodilla se postre en el Cielo en la tierra y en los abismos, hijos” Hijos, Dios permitirá que las naciones se humillen, Dios permitirá que clamen al Dios Todopoderoso para que les salve. Y vosotros, Mis pequeños, frutos de Mi amor, ¡oh pequeños, frutos de la Trinidad! con tantos Ángeles, vosotros consoláis. Vosotros pequeños, cuando no podáis ni siquiera rezar porque ya no tengáis fuerza, hijos, mirad, mirad al Dios dentro de vosotros, miradme a Mi la Inmaculada, la Esperanza, ¡miradme! que una mirada Nuestra en vosotros se hace vida y vosotros, pequeños, os sentiréis con la fuerza que llega de Nosotros, así, unidos, como siempre estamos, pequeños ¡qué nadie nos pueda separar!
Oh pequeños, si el Espíritu Santo con Sus dones, con Sus gracias va haciendo Su nido en vuestra alma ¿Qué tenéis que temer pequeños?
¡Oh pequeños! Mirad al Cielo, eso es lo que tenéis que ver, nada más pequeños. Solo el Cielo: vuestra santidad pequeños ¡cuántas gracias se derraman en cada uno de vosotros y cuántas más se van a derramar de acuerdo a los tiempos!
¡Oh pequeños!, confiad más, pedid un amor grande para amar, a Nosotros los primeros, y a los que os rodean para derramar todo ese testimonio que tendréis que dar Mis pequeños.
Vuestra Madre va con vosotros, os lleva en Su corazón, os pone en el Corazón del que más os ha amado: el Hijo predilecto del Padre y en Su Corazón pequeños, mandando a Mi Esposo el Espíritu Santo que os renueve cada día más, bendiciendo los objetos con gracias de fortaleza hijos, que tanto se necesitan en estos tiempos.
Pequeños… ¡qué amados sois! ¡Qué amados sois! ¿No estáis contentos, hijos?
Benditos seáis en el nombre del Padre, en el nombre del Hijo amado, en el Amor del Espíritu Santo, la Madre os besa y os bendice. Amén, amén, amén.
Jesús
Hijos queridos, vuestro Jesús, vuestro hermano, está también entre vosotros en este día tan especial, bendiciendo también a los que han llegado por primera vez, enviando dones y gracias para todos. Estos tiempos que os preocupan tanto, que tantas cosas quisieseis preguntar… pequeños, en vuestro interior preguntaros a vosotros mismos: “¿he llegado a lo que Dios quiere que llegue?” “¿llevo mis manos cubiertas, llenas de lo que Dios quiere?”. Oh hijos, vuestra santidad es lo más importante, en la alegría pequeños, en el gozo. Buscad en vuestro interior al Dios que nunca os abandona, hijos.
Son tiempos confusos, son tiempos difíciles, os lo acaba de decir vuestra Madre y la Mía. ¡Ánimo pequeños, ánimo! que no vais solos en este camino, estamos unidos, la Trinidad va con vosotros. Oh pequeños, qué más puede deciros un Dios… nada más que os Ama; os ama porque le consoláis, hijos ¡gracias infinitas! Gracias.
¡La paz sea con vosotros! ¡la paz sea con vuestras familias! ¡ la paz sea con el mundo! la paz de Dios hijos…¡Benditos y alabados!
Dejo en vuestra frente Mi unción, Mi sello pequeños, sello que defenderán los Ángeles. Hijos, en el nombre del Padre, a Él toda la gloria, en el nombre del Espíritu Santo-amor y bendiciendo Yo todos los objetos y a cada uno de vosotros, con San José también aquí presente. Amén, amén, amén.
