Mensaje de Medjugorje

“Queridos hijos, mi deseo maternal es que vuestros corazones estén llenos de paz y que vuestras almas sean puras para poder, en la presencia de mi Hijo, ver su Rostro. Porque, hijos míos, yo como Madre lo sé: sé que estáis sedientos de consuelo, de esperanza y de protección. Vosotros, hijos míos, conscientemente o inconscientemente, buscáis a mi Hijo. También yo, cuando vivía este tiempo terreno, me alegraba, sufría y con paciencia soportaba el dolor hasta que mi Hijo, en toda su gloria lo suprimió; por eso digo a mi Hijo: «Ayúdales siempre». Vosotros, hijos míos, con un amor sincero, iluminad la oscuridad del egoísmo que cada vez más envuelve a mis hijos. Sed generosos: que vuestras manos y vuestro corazón estén siempre abiertos. No tengáis miedo, abandonaos a mi Hijo con confianza y esperanza. Miradle a Él, vivid la vida con amor. Amar significa darse, soportar y nunca juzgar; amar significa vivir las palabras de mi Hijo. Hijos míos, como Madre os digo que solo el amor sincero lleva a la felicidad eterna. Os doy las gracias”.