Mensaje de nuestro Señor

Mi amado pueblo, la copa ha rebosado, no habéis escuchado a mi Santa Madre ni a mis profetas, que en vano os han suplicado, durante tanto tiempo.

Estáis viviendo fuera de Mi Amor, pensáis que sois dueños de vuestra vida y vuestra muerte, Yo soy quien os ha creado y dado mi aliento, y el que decide cuando debéis volver a Mi.

Miles de niños asesinados en el vientre de sus madres lloran y claman junto a Mí y mi Santa Madre por sus vidas.

Negociáis y abandonáis a su suerte a mis hijos más pobres y más desprotegidos, que son mi imagen en la tierra.

Profanáis vuestros cuerpos, los pintáis y maltratáis, cuando ellos son templo de Mi Espíritu Santo.

No permitís que bendiga vuestras vidas, vuestros matrimonios y tampoco dejáis que proteja a vuestros hijos con los sacramentos, dejando que se pierdan.

Vivís contra-natura, hombre con hombre, mujer con mujer, recordad mi Palabra Romanos 1, 27-32

Dejáis que el Príncipe de la Mentira os seduzca y engañe con prácticas que os llevan a la perdición, creéis en brujerías y adivinaciones sin saber que os llevan a la perdición.

Muchos de mis Pastores y Almas consagradas son engañados por el mal, permitiendo que mis recintos sagrados sean lugares donde se engaña a mis hijos con falsos retiros y meditaciones.

Creéis en falsos dioses, ¿acaso no sabéis que yo soy el Rey de la Creación? Yo he creado la tierra y el universo.

Igualmente celebráis la muerte, que solo os lleva a la muerte eterna.

Ya veis, mis hijos amados, lo indefensos que estáis ante este mundo que os promete la felicidad y solo os trae desgracia, no olvidéis que el Príncipe de la mentira os seduce, engaña y al final os desprecia y abandona.

¡Vuelve, amado pueblo, tu mirada a Mi Amor! ¡Vuelve amado pueblo a dejarte guiar por Mí!
¡Dejad que habite en vuestro corazón, en vuestras familias, y en vuestros países!

Escuchad a mi Iglesia, seguid mis preceptos y aceptad mis sacramentos que son los únicos que os pueden ayudar para llevar paz y vida a vuestro corazón, todo es para vuestro bien. Conmigo todo lo podéis, sin Mí, no podéis nada, no os dejéis engañar.

Amado pueblo, sufro y lloro con vosotros, vuelve tu mirada a Mi Amor y déjate AMAR por Mi.

(Recibido durante la noche después de la Vigilia de Resurrección)