
SAN JUAN DE CAPISTRANO. Nació en Capestrano (Abruzzo, Italia) el año 1386. Estudió Derecho en Perusa y durante algún tiempo ejerció el oficio de juez, hasta que en una revuelta popular lo encarcelaron. Al verse libre como por milagro, experimentó una profunda crisis religiosa, que le llevó a entrar en la Orden franciscana en 1416. Ordenado de sacerdote, ejerció incansablemente el apostolado de la predicación por gran parte de Europa, trabajando en la reforma de costumbres, la formación del clero y la lucha contra las herejías. Fue amigo íntimo de san Bernardino de Siena y colaboró con él en la reforma de la Orden y en la difusión de la devoción al nombre de Jesús. Fue Vicario general de los Observantes cismontanos y ocupó otros cargos. Alentó a los cristianos a participar en la cruzada y trató de lograr la unión de los príncipes cristianos europeos frente a la invasión de los turcos mahometanos hacia Belgrado. Escribió obras ascéticas y jurídicas. Murió en Illok el 23 de octubre de 1456.- Oración: Oh Dios, que suscitaste a san Juan de Capistrano para confortar a tu pueblo en las adversidades, te rogamos humildemente que reafirmes nuestra confianza en tu protección y conserves en paz a tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

SAN SEVERINO BOECIO. Fue un gran filósofo, que sintetizó el pensamiento clásico y la cultura cristiana. Nació en Roma en torno al año 480 en el seno de una familia patricia. Recibió una educación esmerada en retórica y filosofía y completó sus estudios en Atenas. Aunque parece que tenía mayor inclinación por la docencia, entró en la carrera política y fue senador y más tarde cónsul. Contrajo matrimonio y tuvo dos hijos. El rey ostrogodo Teodorico le dio el encargo de maestro de oficios, algo así como un primer ministro, y él lo aprovechó para difundir entre los godos el pensamiento romano y la fe cristiana. Evitó que Teodorico, arriano, persiguiese a los católicos. Nada hizo que fuera reprobable, pero cayó en desgracia del rey, que lo depuso, lo condenó injustamente y lo desterró a Pavía, donde fue asesinado el año 524. La Iglesia lo tiene por santo y mártir. En la cárcel escribió su obra más famosa: La consolación de la filosofía.
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