Testimonio de los cristianos en Siria
Bienvenidos a compartir en el Espíritu de Dios
Hola a todos los que visitáis este blog. ¡Gracias por entrar! ¡DIOS OS BENDIGA!
En este momento empezamos a compartir nuestras vivencias y, también nuestras oraciones.
Rezo por vosotros. Rezad, también por mí. ¡GRACIAS!
¡Oh Señor, pongo en tus manos la sangre derramada por todos aquellos niños muertos en el vientre de sus madres a manos de los hombres, únela a la sangre de tu hijo Jesús que derramó por todos nosotros para la remisión de todos los pecados del mundo! Acoge, Señor esta oración. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
En este momento empezamos a compartir nuestras vivencias y, también nuestras oraciones.
Rezo por vosotros. Rezad, también por mí. ¡GRACIAS!
¡Jesús es amor sin límites!
¡Dios te ama!¡Él esta vivo en tu corazón!
¡Que Dios os bendiga cada día de este año 2024
MªEsperanza Román
¡Alabado sea Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo!
Sólo Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. ¡SÓLO JESÚS SALVA! Léelo en la Biblia.
¡Te basta mi gracia!
Reza ante el Santísimo por tu familia, amigos y enemigos...¡Él es el Todopoderoso!
¡Oh Señor, pongo en tus manos la sangre derramada por todos aquellos niños muertos en el vientre de sus madres a manos de los hombres, únela a la sangre de tu hijo Jesús que derramó por todos nosotros para la remisión de todos los pecados del mundo! Acoge, Señor esta oración. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén
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viernes, 29 de enero de 2016
SEGUID A JESUS EN LAS ENFERMEDADES
362 23/08/14 De Mª.Stmª. SEGUIR A MI JESUS EN LAS PRUEBAS
Publicado el 23 de agosto de 2014 por unahoraconmigo
Queridos hijos de Mi Corazón Inmaculado, que seguís a Mi Jesús en la tierra, y veis, y vemos desde el Cielo, lo difícil que os resulta seguirle en la adversidad, en la enfermedad, en las pruebas de fuertes dolores morales, y os digo: ¡Seguidle, perseverad! Se os prueba como oro en el crisol, sacándoos las impurezas. Y si no podéis subir deprisa estos escalones de la santidad como los jóvenes y fuertes, subidlos despacio y reposando ante el Sagrario cuando estéis cansados, y haceos como niños para que, viendo vuestro Padre Celestial que no podéis, se compadezca, y como a un niño, os coja en brazos y suba la escalera del Cielo con vosotros.
¡Hijos! Si os resulta fácil seguir a Jesús en la tranquilidad, si os deleitáis en sus enseñanzas divinas, y no las ponéis por obra precisamente en la ocasión, en las pruebas… ¡Hay tantos ejemplos en la Biblia de los que debéis de huir!… Mi pueblo se gozaba con el profeta Ezequiel, se decían: “¡Vamos a oír hoy lo que nos dice Yavé!” pero era pura burla, no lo ponían por obra, convirtiéndose, arrepentidos; (Ez 33, 20-33) o como Herodes, que escuchaba con gusto al Bautista y luego lo mandó decapitar; (Mc 6, 17-29) o como el joven rico, el cual fue invitado por Mi Jesús a seguirle, pero, ante el panorama de perder sus riquezas, se echó atrás… (Mat 19, 16-22) En fin, que no se tenga que decir de vosotros: “Haced lo que os digan, pero no imitéis sus obras, porque dicen y no hacen”. (Mat 20, 3)
Para esto, hijos, el remedio, es vigilar de continuo las inclinaciones de vuestro corazón, y esforzarse en la mortificación. Si empezáis por poco, por aquello que os obliguen las circunstancias, acabareis aceptando la cruz. Es arduo el camino de perfección, pero la puerta por donde el Señor puede ayudaros es la oración, entrando en vuestro interior, que, como aposento y morada de la Trinidad Beatísima, debe de ser lo más perfecta posible. ¡Cuidad y examinad las virtudes, sobre todo, la paciencia en las pruebas! pues la impaciencia, el no sometimiento a la Voluntad de Dios, es una exaltación del “yo”, pura soberbia.
Hijos, Yo bendigo vuestros esfuerzos por el Reino de los Cielos, por la Cruz, que sabéis se multiplican al ciento por uno. Quedad en paz. Así sea.
Publicado el 23 de agosto de 2014 por unahoraconmigo
Queridos hijos de Mi Corazón Inmaculado, que seguís a Mi Jesús en la tierra, y veis, y vemos desde el Cielo, lo difícil que os resulta seguirle en la adversidad, en la enfermedad, en las pruebas de fuertes dolores morales, y os digo: ¡Seguidle, perseverad! Se os prueba como oro en el crisol, sacándoos las impurezas. Y si no podéis subir deprisa estos escalones de la santidad como los jóvenes y fuertes, subidlos despacio y reposando ante el Sagrario cuando estéis cansados, y haceos como niños para que, viendo vuestro Padre Celestial que no podéis, se compadezca, y como a un niño, os coja en brazos y suba la escalera del Cielo con vosotros.
¡Hijos! Si os resulta fácil seguir a Jesús en la tranquilidad, si os deleitáis en sus enseñanzas divinas, y no las ponéis por obra precisamente en la ocasión, en las pruebas… ¡Hay tantos ejemplos en la Biblia de los que debéis de huir!… Mi pueblo se gozaba con el profeta Ezequiel, se decían: “¡Vamos a oír hoy lo que nos dice Yavé!” pero era pura burla, no lo ponían por obra, convirtiéndose, arrepentidos; (Ez 33, 20-33) o como Herodes, que escuchaba con gusto al Bautista y luego lo mandó decapitar; (Mc 6, 17-29) o como el joven rico, el cual fue invitado por Mi Jesús a seguirle, pero, ante el panorama de perder sus riquezas, se echó atrás… (Mat 19, 16-22) En fin, que no se tenga que decir de vosotros: “Haced lo que os digan, pero no imitéis sus obras, porque dicen y no hacen”. (Mat 20, 3)
Para esto, hijos, el remedio, es vigilar de continuo las inclinaciones de vuestro corazón, y esforzarse en la mortificación. Si empezáis por poco, por aquello que os obliguen las circunstancias, acabareis aceptando la cruz. Es arduo el camino de perfección, pero la puerta por donde el Señor puede ayudaros es la oración, entrando en vuestro interior, que, como aposento y morada de la Trinidad Beatísima, debe de ser lo más perfecta posible. ¡Cuidad y examinad las virtudes, sobre todo, la paciencia en las pruebas! pues la impaciencia, el no sometimiento a la Voluntad de Dios, es una exaltación del “yo”, pura soberbia.
Hijos, Yo bendigo vuestros esfuerzos por el Reino de los Cielos, por la Cruz, que sabéis se multiplican al ciento por uno. Quedad en paz. Así sea.
ESTOS VICIOS LOS VOY CURANDO CON LA CONFESION FRECUENTE.
by pajares95 |
58.- 04/05/2012 De Jesús. ACERCAOS A MÍ
Publicado el 21 de agosto de 2012 por unahoraconmigo
Misericordia quiero, y no sacrificios ostentosos, que no vine a llamar a los justos, sino a los pecadores a la penitencia. (Mt. 9, 9-13) Yo, Jesús, os hablo.
Acercaos a Mí con toda confianza, que soy Médico, el Médico de las almas, y también Medicina, la Medicina de Inmortalidad y Vida eterna. Yo, Jesús, os hablo.
Fijaos bien cómo curaba a los enfermos del cuerpo en la tierra, iba a buscarles, a los ciegos, a los cojos, a los sordos, a los paralíticos, y ese poder le di a mis discípulos, hasta el de resucitar muertos. Hijos de Mi Divino Corazón, conocéis mejor las enfermedades del Cuerpo que las del alma, cuya causa es el pecado y la falta de penitencia. Mirad, cuando hacéis cualquier cosa sin tenerme en cuenta ni remotamente, vuestra memoria está enferma; si entendéis mejor de deportes, negocios, placeres de la vida… vuestro entendimiento está enfermo; si veis y deseáis lo que no os doy porque no os conviene, los ojos del alma están enfermos, y si preferís el consuelo humano, incluso el de vuestros padres y hermanos, al que Yo os pueda dar en el Sagrario, aún no sois dignos de Mí.
Estos vicios y males del alma, los voy curando con la confesión frecuente, con verdadero propósito de enmienda, y una oración que se someta a Mí, a lo que Yo le quiera dar y administrar, y cuyo mejor momento es la Acción de Gracias que sigue a la Sagrada Comunión.
En ella curo vuestra soberbia maligna, alentada por Satanás, haciéndoos contemplar mi profundísima humildad, fui vendido por el precio legal de un esclavo, (Ex. 21, 32) rehusé proclamarme Rey, fueron los niños quienes lo hicieron, a pesar que iba montado en un asnillo joven detrás de su madre… (Mt. 21, 9) Curo vuestra avaricia con Mi desprendimiento y generosidad; curo vuestra lujuria con Mi infinita castidad; vuestra ira con Mi mansedumbre de corazón, que puse la otra mejilla; curo vuestra gula con Mi templanza; vuestra envidia, Yo mismo soy la Caridad en persona, y vuestra pereza, con Mi diligencia en cumplir en todo momento la Voluntad de Mi Padre.
Examinaos, pues, pedid siempre perdón en todas las partes de la Misa, y temblando por lo que vais a hacer, recibir a vuestro Dios, preparad bien vuestras almas y venid a Mí con toda confianza. No rehuséis hacerlo con otros pretextos. Este Sacramento es de virtud tan poderosa… ¡Cuántos santos se llegaron a Él atormentados, preocupados y, en la Acción de Gracias, Mi Espíritu les recuerda algo que les consuela y les llena de alegría! ¿Qué habría sido de ellos de haberse quedado sin comulgar? Muy sencillo: habrían dado paso a la tibieza, por su comodidad espiritual, al haber cedido a la sugerencia de Satanás.
¡Y la vida que tiene este Sacramento! Hay santos que no comían ni bebían otra cosa durante meses. Verdaderamente, Yo lo puedo todo, y es Mi deseo que este mensaje os dé confianza, gozo y paz en Mi Espíritu, y os estimule a la santidad. Quedad en paz, hijos de Mi Divino Corazón. Así sea.
LA CORRECCION FRATERNA.
by pajares95 |
277- En Magdala, en los jardines de María. El amor y la corrección entre hermanos. DADO A VALTORTA.
Jesús no está ya donde la última visión, sino en un vasto jardín que se prolonga hasta el lago.
Pasado el jardín -bueno, en realidad está dentro-, la casa, precedida y flanqueada por él, que por detrás se extiende al menos tres veces más que por los lados y por delante Hay flores, pero, sobre todo, árboles y bosquetes, y rincones herbosos, unos rodeando pilones de mármol precioso, otros en forma de quioscos con mesas y asientos de piedra. Y debía haber estatuas diseminadas, tanto a lo largo de los senderos como en el centro de los pilones.
Ahora quedan sólo los pedestales de las estatuas, para recuerdo de ellas al pie de laureles o bojes, o para reflejarse en los pilones colmados de límpida agua.
La presencia de Jesús con los suyos y la presencia de gente de Magdala, entre los cuales está el pequeño Benjamín que osó llamar malo al Iscariote, me hace pensar que se trata de los jardines de la casa de la Magdalena... supervisados y modificados para su nuevo uso, quitando aquellas cosas que hubieran podido ser desagradables o escandalizar y recordar el pasado.
El lago es todo un crep gris-azul, reflejando el cielo en que corretean nubes cargadas con las primeras lluvias del otoño. Pero es hermoso también así, con esta luz detenida y leve de un día ni sereno ni todavía del todo lluvioso.
Sus riberas ya no tienen muchas flores, pero, en compensación, están pintadas por ese sumo pintor que es el otoño, y muestran pinceladas de ocre y púrpura y extenuada palidez de hojas agonizantes en los árboles y vides que cambian de color antes de entregar a la tierra sus vestiduras vivas. En el jardín de una casa de campo que está a orillas del lago, como ésta, hay un punto lleno, que rojea, como sangre derramada en las aguas, por un seto de ramas flexuosas que el otoño ha teñido de cobre flamígero, mientras los sauces diseminados por la orilla, poco lejos, tiemblan: tiemblan sus hojas glauco-argentinas, finas, más pálidas de lo normal antes de morir.
Jesús no está mirando a lo mismo que yo. Mira a unos pobres enfermos a quienes imparte la curación; a unos ancianos mendigos, y les da dinero; a unos niños presentados a Él por sus madres para que los bendiga. Mira compasivamente a unas mujeres, hermanas, que le están refiriendo la conducta de su único hermano --causa de la muerte de su madre, por congoja, y de la ruina de ellas mismas-; le ruegan estas pobres mujeres que les dé un consejo y que pida por ellas.
-Verdaderamente oraré por vosotras. Le pediré a Dios que os dé paz y que vuestro hermano se convierta y se acuerde de vosotras, con la devolución de lo que es justo y, sobre todo, con renovado amor a vosotras. Porque si hace esto, hará todo lo demás. ¿Pero lo queréis, o le guardáis rencor?, ¿lo perdonáis de corazón, o lloráis con desdén? Porque él también es infeliz, y más que vosotras; y, a pesar de sus riquezas, es más pobre que vosotras; así que hay que compadecerlo.
Ya no tiene amor, y carece del amor de Dios. ¿Os dais cuenta de lo desdichado que es? Con la muerte --como primero vuestra madre-cerraréis con júbilo esta vida triste que os ha provocado; él, sin embargo, no: es más, del falso gozo de ahora pasaría a un tormento eterno y atroz. Venid conmigo. Voy a hablar a todos hablándoos a vosotras.
Y Jesús se dirige al medio de un prado salpicado de matas de flores, en cuyo centro antes debía haber una estatua; ahora sólo queda la base, rodeada de un seto bajo de mirto y rositas menudas. Jesús se pone junto a ese seto y hace ademán de querer hablar. Todos se agrupan en torno a É1 y guardan silencio.
Paz a vosotros. Escuchad.
Está escrito: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". Pero, ¿en el prójimo quién está contenido? Todo el género humano tomado en general. Luego, más en particular, todos los de la misma nación; luego, más en particular todavía, todos los de la misma ciudad; luego, restringiendo aún más, todos los parientes; en fin, último círculo de esta corona de amor ceñida cual pétalos de rosa en torno al corazón de la flor, el amor a los hermanos de sangre, que son los primeros prójimos. El centro del corazón de la flor de amor es Dios: el amor a Dios es el primero que hay que tener.
Alrededor de este centro, el amor a los padres, que es el segundo que hay que tener, porque realmente el padre y la madre son los pequeños "Dios" de la tierra, al crearnos y cooperar con Dios en nuestra creación, además de cuidarnos con amor incansable. Alrededor de este ovario, llameante de pistilos, que exhala los perfumes de los más selectos amores, se disponen estrechamente ceñidos los círculos de los varios amores. El primero de ellos es el del amor a los hermanos nacidos del mismo seno y de la misma sangre de que nacimos nosotros.
Pero, ¿cómo se debe amar al propio hermano? ¿Sólo porque su carne y su sangre sean iguales que las nuestras? Eso lo saben hacer también los pajarillos agrupados en un nido. Ellos, efectivamente lo único que tienen en común es el haber nacido de una misma nidada y el sentir en común en su lengua el sabor de la saliva materna y paterna. Los hombres valemos más que los pájaros. Tenemos más que carne y sangre. Tenemos al Padre, además de un padre y una madre Tenemos el alma, y tenemos a Dios, Padre de todos. Así pues, hay que saber amar al hermano como hermano por el padre y la madre que nos han generado, y como hermano por Dios, que es Padre universal.
Hay que amarlo, por tanto, además de carnalmente, espiritualmente; amarlo no sólo por la carne y la sangre, sino por el espíritu que tenemos en común; amar --como tiene que ser-más el espíritu que la carne de nuestro hermano, porque el espíritu es más que la carne, porque el Padre Dios es más que el padre hombre, porque el valor del espíritu es mayor que el de la carne, porque nuestro hermano sería mucho más infeliz si perdiera al Padre Dios que perdiendo al padre hombre. Ser huérfano de padre -hombre es cosa verdaderamente lastimosa, pero es sólo media orfandad. Se resiente de ella sólo lo terreno, nuestra necesidad de ayuda y caricias.
El espíritu, sí sabe creer, no queda lesionado por la muerte del padre. Es más, el espíritu del hijo, para seguir al justo hasta el lugar en que se encuentra, asciende como atraído por una fuerza de amor.
En verdad os digo que ello es amor, amor a Dios y al padre que con su espíritu ha subido a región sabia. Asciende a estos lugares en que Dios está más cercano, y obra con más rectitud, porque no le falta lo que es la verdadera ayuda (las oraciones de su padre, que ahora sabe amar cumplidamente); ni el freno que le viene de la certeza de que el padre ahora ve las obras de su hijo mejor que en vida, y también de deseo de poder reunirse con él mediante una vida santa.
Por eso hay que preocuparse más del espíritu que del cuerpo del propio hermano. Bien pobre amor sería un amor que se dirigiera sólo a lo perecedero, descuidando aquello que es imperecedero y que, habiéndolo descuidado, puede perder la alegría eterna. Demasiados son los que trabajan por cosas inútiles, se afanan por cosas de relativo mérito, mientras pierden de vista aquello que es verdaderamente necesario.
Las buenas hermanas, los buenos hermanos, no deben preocuparse solamente de tener en orden la ropa, preparada la comida, o de ayudar a sus hermanos con el trabajo; deben poner atención a los espíritus de sus hermanos y oír sus voces, percibir sus defectos y, con amorosa paciencia, trabajar para darles un espíritu sano y santo, si en esas voces y defectos ven un peligro para su vida eterna; y deben -si recibieron ofensa de su hermano-empeñarse en perdonar y en que Dios lo perdone mediante su retorno al amor, sin el cual Dios no perdona.
Está escrito en el Levítico: "No odies a tu hermano en tu corazón, sino repréndelo públicamente, para no cargarte de pecados por su causa". Pero, de no odiar a amar hay todavía un abismo. Quizás os parece que la antipatía, la separación y la indiferencia no son pecado por el hecho de no ser odio. No. Yo vengo a dar nuevas luces al amor, y, por tanto, necesariamente, al odio; pues lo que clarifica en todos sus detalles al primero sabe clarificar en todos sus detalles al segundo; la misma elevación del primero a altas esferas produce como consecuencia un alejamiento mayor del segundo, pues cuanto más se eleva el primero el segundo parece hundirse en un fondo cada vez más profundo.
Mi doctrina es perfección, finura de sentimiento y de juicio, verdad sin metáforas ni perífrasis; y os digo que la antipatía, la separación y la indiferencia son ya odio; simplemente porque no son amor. Lo contrario del amor es el odio. ¿Vas a dar otro nombre a la antipatía, o al hecho de alejarse de un ser, o a la indiferencia? Quien ama siente simpatía por el amado; así que, si siente antipatía por él, es que ya no lo ama.
Quien ama sigue cerca del amado con su espíritu, aunque materialmente la vida lo haya alejado de él; por lo cual, cuando uno se separa de otro con el espíritu, es porque ya no lo ama. Quien ama no siente jamás indiferencia hacia el amado; antes al contrario, todas sus cosas le interesan; así pues, si uno siente indiferencia por una persona, es señal de que ya no lo ama. Como veis, estas tres cosas son ramificaciones de un solo árbol: el del odio.
Veamos, ¿qué sucede en cuanto nos sentimos ofendidos por una persona a la que amamos? El noventa por ciento de las veces, si no viene odio, viene antipatía, separación o indiferencia. No. No os comportéis así. No congeléis vuestro propio corazón con estas tres formas del odio.
Amad. Os preguntáis: "¿Cómo podremos hacerlo?". Os respondo: "De la misma forma que no tuvo piedad de uno que le debía muy poco, cuando yo, que soy rey, había tenido mucha piedad de él, de la misma forma no halle piedad en mí".
Pues bien, os doy la nueva ley sobre las relaciones con el hermano ofensor: "Si tu hermano te ofende, no lo humilles públicamente reprendiéndole delante de los demás; antes bien, alarga tu amor hasta cubrir la culpa de tu hermano ante losojos del mundo"; tendrás gran mérito ante los ojos de Dios si por amor niegas anticipadamente a tu orgullo toda satisfacción.
¡Cuánto le gusta al hombre que se sepa que fue ofendido y que sufrió por ello! No va al rey, a pedir una dádiva de oro, sino que, cual mendigo sin juicio, va a donde otros insensatos y pordioseros como para pedir unos puñados de ceniza y estiércol y sorbos de ardiente bebedizo: esto da el mundo al ofendido que va lamentándose y mendigando consuelos. Dios, el Rey, da oro puro a quien, habiendo sido ofendido, va, sin rencor, sólo a llorar a sus pies su dolor y a pedirle, a pedir al Amor y Sabiduría, consuelo de amor y enseñanza para esa penosa contingencia. Por tanto, si queréis consuelo, id a Dios y obrad con amor.
Corrijo la ley antigua y os digo: "Si tu hermano peca contra ti, ve y corrígelo a solas. Si te escucha, habrás ganado de nuevo a tu hermano, y muchas bendiciones de Dios. Pero si tu hermano no te hace caso y, obstinado en su culpa, te rechaza, entonces, porque no se diga que asientes a su pecado o que no te importa el bien del espíritu de tu hermano, toma contigo a dos o tres testigos serios, buenos, dignos de confianza, vuelve con ellos donde tu hermano y repite en su presencia tus observaciones, para que los testigos puedan dar fe de que hiciste todo lo que estaba en tu mano para corregir con santidad a tu hermano.
Porque es éste el deber de un buen hermano, dado que ese pecado contra ti, cometido por él, lesiona su alma, y tú te debes preocupar de su alma. Si no da resultado esto tampoco, ponlo en conocimiento de la sinagoga, para que lo llame al orden en nombre de Dios. Si ni siquiera con esto se corrige, sino que rechaza a la sinagoga o al Templo de la misma forma que te rechazó a ti, considéralo publicano y gentil.
Haced esto con los hermanos de sangre y con los hermanos de amor, pues hasta con vuestro más lejano prójimo debéis obrar con santidad, y sin codicia ni intransigencia ni odio. Y cuando haya causas por las que sea necesario ir a los jueces y estés yendo ya con tu adversario, Yo te digo, ¡oh, hombre, que muchas veces te ves metido en males mayores por tu culpa!, te digo que hagas todo lo que esté de tu mano, mientras vas de camino, por reconciliarte con él, tengas razón o no; porque la justicia humana es siempre imperfecta, y generalmente el astuto se sale con la suya a costa de la justicia, de forma que podría pasar por inocente el culpable y tú, inocente, podrías pasar por culpable.
Entonces te sucedería que no sólo no obtendrías reconocimiento de tu derecho, sino que incluso perderías la causa, que pasarías, de inocente, a la situación de culpable de difamación con lo cual el juez te entregaría al brazo de la justicia, y no te soltarían hasta que hubieras pagado el último centavo.
Sé conciliador. ¿Que tu orgullo se resiente? Muy bien.
¿Que bolsa se consume? Mejor todavía. Basta con que tu santidad aumente. No sintáis nostalgia por el oro, no seáis codiciosos de alabanzas. Procuraos la alabanza que viene de Dios, procuraos una rica bolsa en el Cielo. Y orad por los que os ofenden, para que se enmienden; si ello sucede, serán ellos mismos quienes os restituirán honores y bienes; si no lo hacen, Dios proveerá.
Podéis marcharos, ahora que es la hora de la comida. Que se queden sólo los mendigos para sentarse a la mesa apostólica. La paz sea con vosotros.
miércoles, 27 de enero de 2016
LA FAMILIA DEL AMOR. REFLEXION.
by pajares95
EL SEÑOR QUISO NACER EN UNA FAMILIA...
EL SEÑOR HIZO EL AMOR DE LOS ESPOSOS EN ADAN Y EVA.
ADAN DARIA TODO A EVA.
Y EVA SE ENTREGARIA A ADAN...PARA EL BIEN DE LA CREACION.
NOSOTROS HOY....RECHAZAMOS EL PLAN DE FAMILIA QUE DIOS QUIERE DARNOS .
LAS PAREJAS NO SE CASAN...NO CUENTAN CON DIOS..
LOS MATRIMONIOS NO ORAN...SOLO SE CULPAN O PIDEN DERECHOS....SI NO ORAN....COMO VAN A SER BUENOS ENTRE ELLOS...COMO VAN A QUERER RECIBIR LOS HIJOS QUE DIOS LES DE??? ES QUE EL AMOR SE PLANIFICA???
A LA FAMILIA SOLO DIOS LE PIDIO AMOR PARA DAR NUEVA VIDA.
EL AMOR ES DECIR SI A LA VOLUNTAD DE DIOS.
EL AMOR LO DA DIOS. EL AMOR VIENE DE DIOS....
SOLO DIOS PUEDE QUITAR LOS EGOISMOS....
PONGAN SU SI QUIERO EN MANOS DEL SEÑOR. PARA QUE DIOS PROVEA EN CADA INSTANTE Y HAGA FRUCTIFERO Y FELIZ LA VIDA DE USTEDES.
NO CULPEN A DIOS DE SUS FRACASOS...SI NO CONTARON CON DIOS?? DIOS ES BUENO..
CUANTOS ORAN A DIOS PARA ENCONTRAR ESPOSO O ESPOSA??
POR QUE A TODO LO LLAMAN AMOR?????
ORACION CONTRA MALEFICIOS.
ORACIÓN DE PROTECCIÓN ENTREGADA POR UN ÁNGEL
“Padre Eterno, en esta época en que nada es en sí mismo bendición de lo que el mundo roza con sus intenciones, te pido, más bien te ruego que bendigas mis alimentos y bebidas y todo artefacto que tenga en mi casa así como a mis familiares y mascotas para que no haya maleficio, maldición, truco o brujería que pueda dañarme a mí ni a los míos. Por El Amor del Sacratísimo Corazón de tu hijo Jesucristo, así te lo pido, Amado Padre Eterno.”
Amén
(Oración entregada por un Ángel del Señor el día 30 de septiembre del 2012 a las 3:00am a "Y María del Getsemaní")
Mensaje del 25 de enero de 2016
“Queridos hijos! También hoy os invito a todos a la oración. Sin la oración no podéis vivir, porque la oración es la cadena que os acerca a Dios. Por eso, hijos míos, en la humildad del corazón regresad a Dios y a sus Mandamientos para que podáis decir con todo el corazón: ‘así en la Tierra como en el Cielo’. Vosotros, hijos míos, sois libres para que en libertad os decidáis por Dios o contra Él. Ved cómo Satanás quiere arrastraros al pecado y a la esclavitud. Por eso, hijos míos, regresad a mi Corazón para que yo os pueda conducir a mi Hijo Jesús, que es el Camino, la Verdad y la Vida. Gracias por haber respondido a mi llamada.”
lunes, 25 de enero de 2016
CONSAGREMONOS A LA VIRGEN
by pajares95 |
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