¡YA ESTÁIS EN LOS TIEMPOS EN QUE LA PRIORIDAD DEBE SER LA ORACIÓN!
SEPTIEMBRE 11/2011 2:30 P.M.
LLAMADO DE MARÍA SANTIFICADORA A LA HUMANIDAD. ALTO DE GUARNE (ANT.)
Hijitos de mi corazón, que la paz de Dios esté con vosotros y mi protección maternal os asista siempre.
Pequeñitos, no temáis a los que matan el cuerpo, temed más bien a aquel que puede matar el cuerpo y el alma. Que nadie, ni nada, os robe la paz; yo vuestra Madre Celestial estoy con cada uno de mis hijitos fieles; invocadme y vendré en vuestro auxilio a daros mi protección y mi amor. Os digo, hijitos míos, que la voluntad de mi padre muy pronto se hará en el cielo y en la tierra. ¡Adelante, hijitos míos, con la misión que Dios os ha encomendado!; que nada os perturbe, que nada os atemorice, permaneced unidos a mí, y yo os abrigaré con mi Santo Manto y no permitiré que ninguna fuerza del mal os haga daño.
Rebaño de mi Hijo, los días que se aproximan son de purificación, el reloj del tiempo ha comenzado su cuenta regresiva; agrupaos en torno a Mí, no descuidéis la oración, no descuidéis el rezo de mi Santo Rosario. La oración será vuestra fortaleza y vuestra comunicación con Dios; orad, orad, porque ya los tiempos son de batalla espiritual; cargad cada uno con vuestra cruz y unidla a la cruz de mi Hijo, para que se os haga más llevadera y podáis sobrellevar los días de pasión que se os avecinan. ¡Adelante pequeños míos, vosotros sois mi Ejército Militante, que unidos a Mí y a las legiones de Arcángeles y Ángeles, dirigidas por mi amado Miguel, derrotaremos de la faz de la tierra toda fuerza del mal y allanaremos el camino para el regreso triunfal de mi Hijo!.
Hijitos, cada día de purificación será una prueba para vosotros, por eso, debéis de estar en gracia de Dios y debéis de permanecer en oración. Os digo esto, porque, mi adversario buscará por todos los medios de hacer perder el rebaño de mi Hijo. Acordaos lo que dice la palabra de Dios: Al final de los tiempos, muchos últimos serán primeros y muchos primeros serán últimos; por lo tanto, no os confíes, porque todas las criaturas creadas por mi Padre, serán purificadas y vuestra fe, será puesta a prueba.
Ya estáis en los tiempos en que la prioridad debe ser la oración. Alimentad vuestro espíritu y vuestro cuerpo, con el Cuerpo y la Sangre de mi Hijo; pues vienen días en que la Casa de mi Padre, será profanada y el culto diario, será suspendido; por lo tanto, aprovechad ahora que todavía el Espíritu de mi Hijo está entre vosotros. Sellad con su preciosísima Sangre, vuestro cuerpo, alma y espíritu; fortaleceos con la palabra de Dios, que de protección para vuestra mente y revestíos con la armadura espiritual a mañana y noche; toda oración que hagáis, hacedla extensiva a vuestros familiares; orad muy especialmente por aquellas almitas que se hallan más apartadas de Dios. No olvidéis orar por las almas del purgatorio, si oráis por ellas, os lo agradecerán y os ayudará a vuestra batalla espiritual. Cada alma que sale del purgatorio, por vuestras oraciones, obras, ayunos, santas misas y sacrificios, se convierte en intercesoras vuestras, no sólo en esta tierra, sino también cuando lleguéis a la eternidad. En vuestras oraciones tened siempre presente al Ejército Purgante y Triunfante, ellos esperan que vosotros aquí en la tierra, los tengáis en cuenta, para unirse a vosotros en batalla espiritual.
Hijitos, la purificación ya comenzó, mi adversario ha empezado a desplegar sus fuerzas del mal, para robaros la paz y traeros división; por eso, debéis de permanecer unidos a mi Hijo y a Mí, en oración; cuando mi Padre os envíe su Misericordia y separe las ovejas de las cabras y el trigo de la cizaña, es ahí, cuando comenzará la batalla final que dará fin al reinado de mi adversario y sus huestes del mal.
Padres de familia, os hago un llamado, vosotros seréis responsables ante mi Padre, por la pérdida de vuestros hijos; si no oráis por ellos, mi Padre y yo, vuestra Madre Celestial, no podremos brindarles protección; por eso, orad por vuestros hijos, y muy especialmente por aquellos que se encuentran más apartados de Dios, para que vuestra oración los proteja de los ataques que el enemigo de vuestra alma, lanzará contra vuestros hogares. Consagraos a mi Corazón Inmaculado vosotros y vuestros hijos; consagradme vuestros hogares y bienes materiales y espirituales, para que mi adversario no pueda tocaros y no pueda robaros el alma.
Permaneced pues hijitos míos, en unión con Dios y con vuestra Madre, a través de la oración y muy especialmente a través del rezo de mi Santo Rosario; socorreos mutuamente y permaneced en el amor, para que cuando mi Hijo regrese seamos una sola familia, en el paraíso que mi Padre os dará como premio por vuestra fidelidad. Que mi amor maternal os acompañe siempre. Vuestra Madre, María Santificadora.
Dad a conocer mis mensajes, hijitos de mi corazón.
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