Bienvenidos a compartir en el Espíritu de Dios

Hola a todos los que visitáis este blog. ¡Gracias por entrar! ¡DIOS OS BENDIGA!
En este momento empezamos a compartir nuestras vivencias y, también nuestras oraciones.
Rezo por vosotros. Rezad, también por mí. ¡GRACIAS!

¡Jesús es amor sin límites!



¡Dios te ama!¡Él esta vivo en tu corazón!

¡Que Dios os bendiga cada día de este año 2024


MªEsperanza Román


¡Alabado sea Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo!
Sólo Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. ¡SÓLO JESÚS SALVA! Léelo en la Biblia.


¡Te basta mi gracia!

Reza ante el Santísimo por tu familia, amigos y enemigos...¡Él es el Todopoderoso!



¡Oh Señor, pongo en tus manos la sangre derramada por todos aquellos niños muertos en el vientre de sus madres a manos de los hombres, únela a la sangre de tu hijo Jesús que derramó por todos nosotros para la remisión de todos los pecados del mundo! Acoge, Señor esta oración. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

martes, 5 de abril de 2016

LA ESPERANZA EN DIOS O LA ESPERANZA EN EL MUNDO.


by pajares95
DIALOGOS DE SANTA CATALINA DE SIENA. PALABRAS DE JESUS
La esperanza en Dios y la esperanza en el mundo son incompatibles: «Nadie puede servir a dos señores» Sabes que no se puede poner la esperanza en dos cosas contrarias. Esto quiso deciros mi Verdad en el santo Evangelio cuando dijo: Nadie puede servir a dos señores. Si sirve a uno, tiene descontento al otro. El servir no es sin esperanza, porque el criado que sirve lo hace con la esperanza de agradar al señor o con la esperanza de la recompensa. Por esto no podría servir al enemigo de su señor, porque no podría servirle sin alguna esperanza, y, esperando en él, se vería privado de lo que espera de su señor propio. Esto mismo sucede con el alma. O me sirve y espera en mí, o sirve al mundo y espera en él y en sí misma. Quien sirve al mundo fuera de mí es porque ama su propia satisfacción, pues sirviendo al mundo espera obtener placer y deleite sensual. Por tener puesta la esperanza en cosa finita, vana y transitoria, por esto se pierde y no llega a conseguir lo que desea. El que espera en sí y en el mundo, no espera en mí, porque el mundo, es decir, los deseos mundanos del hombre, me son odiosos; y tan abominables me fueron, que entregué mi unigénito Hijo a la afrentosa muerte de la cruz. El mundo no es compatible conmigo, ni yo con el mundo. Mas el alma que perfectamente espera en mí y me sirve de todo corazón, necesariamente deja de esperar en sí misma y en el mundo. No pone su esperanza en su propia fragilidad.

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