
SAN BENITO, fundador de la Orden Benedictina y Patrono de Europa. Nació en Nursia, región de la Umbría italiana, hacia el año 480. Después de recibir en Roma una buena formación, comenzó a practicar la vida eremítica en Subiaco, donde reunió algunos discípulos. Más tarde, hacia el año 529, se trasladó a Casino, donde fundó el célebre monasterio de Montecasino y escribió su Regla, cuya difusión le valió el título de patriarca del monacato de Occidente, pues pronto se difundió por Europa en una red de miles de monasterios. Su Regla asume y resume la tradición monástica oriental, adaptándola con sabiduría y discreción al mundo occidental, con lo que, además, abre una vía nueva a la civilización europea tras el declive de la romana. La dedicación principal de los benedictinos es «la obra de Dios», o sea, la celebración de los misterios cristianos, y su lema «orar y trabajar». Así evangelizaron durante siglos a los pueblos, a los que llevaron también la cultura. Santa Escolástica era hermana suya. Murió el 21 de marzo del año 547. El papa Pablo VI, en 1966, lo proclamó patrono de Europa. -Oración: Señor, Dios nuestro, que hiciste del abad san Benito un esclarecido maestro en la escuela del divino servicio, concédenos, por su intercesión, que, prefiriendo tu amor a todas las cosas, avancemos por la senda de tus mandamientos con libertad de corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

SANTA OLGA DE KIEV. Nació el año 890 en Vybuti, hija de uno de los jefes de los Varegos, gentes de origen escandinavo. Contrajo matrimonio siendo muy joven con el príncipe Igor Rjurikovic. Éste fue asesinado el año 945 y Olga, que aún era pagana, de temperamento recto pero violento, vengó con dureza el asesinato. Tomó el gobierno del principado de Kiev como regente durante la minoría de su hijo Svjatoslav que tenía tres años. Gobernó con sabiduría y se ganó el aprecio de su pueblo que la consideraba justa y misericordiosa. Convertida al cristianismo hacia el año 957 y bautizada en Constantinopla, vivió su fe católica con mucha fidelidad y procuró extender el Evangelio por su pueblo. Murió en Kiev el 11 de julio del año 969. Su nieto san Vladimiro se convirtió espectacularmente al cristianismo y respondió tan generosamente al Evangelio, que él y su abuela son considerados como los apóstoles eslavos que abrieron el camino del cristianismo a los pueblos rusos.
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