Después he vuelto a ver la visión de la lluvia y cómo empezaba el agua a cubrir la Tierra, y ha venido a mí: el diluvio, el diluvio universal, cómo esa lluvia no paraba un día, y otro, no paraba de llover; y cómo estaba siendo limpiada la Tierra de tanto pecado. Venían a mí unas palabras: “Ya no más pecado. Basta”.
by pajares95
www.elpastorsupremo.es VISIÓN Miércoles 31 de Agosto 2016
1
He orado y me he entregado al Señor para servirle.
Lo primero que he visto ha sido la Tierra, en el Universo, tenía
muchas zonas azules; era muy bonito. Y he visto, no nítidamente, a Dios
Padre en Su Trono, sobre el Universo y Su Mano extendida hacia nuestro
planeta, me han venido estas palabras: “El mundo que os he entregado”.
Después he entendido que ese mundo tan hermoso que nos ha entregado
Dios lo hemos llenado y me venían estas palabras: “de lágrimas, de sangre,
de crímenes”. Entonces he tenido otra imagen, he visto un tronco de
madera y un hacha clavada en el tronco, tenía sangre el hacha, y una cabeza
de una persona cortada en el suelo y más alrededor. Después en otra
imagen he visto muchos embriones muertos por el crimen del aborto,
entonces he visto cómo del cielo caía una lluvia torrencial, he sentido y
sabido que es el único agua que puede lavar la Tierra de toda la sangre
derramada que hay en ella. Entonces veía cómo el agua caía en la tierra con
fuerza y cómo el agua lavaba esa tierra, he sentido dentro de mí esa
necesidad urgente de limpiar, de purificar toda la Tierra que está llena de
pecado, de sangre, de dolor y sufrimiento.
Después he sabido y he visto en visión cómo caía también fuego del
cielo a la tierra para purificarla. Después he vuelto a ver la visión de la
lluvia y cómo empezaba el agua a cubrir la Tierra, y ha venido a mí: el
diluvio, el diluvio universal, cómo esa lluvia no paraba un día, y otro, no
paraba de llover; y cómo estaba siendo limpiada la Tierra de tanto pecado.
Venían a mí unas palabras: “Ya no más pecado. Basta”. Y veía cómo esa
lluvia limpiaba la tierra, acababa con el pecado. El silencio cuando
empezaba el agua a cubrir la tierra, el silencio, el mundo se había
silenciado. Se acababa el pecado. Silencio, el mundo se silenciaba. He
visto una balanza y han venido a mí unas palabras: “Para medir y pesar
todas las obras de la vida”.
www.elpastorsupremo.es VISIÓN Miércoles 31 de Agosto 2016
2
Después he visto una imagen que he sabido era del purgatorio, era
una atmósfera muy densa, como una niebla densa, no podía ver nada pero
allí estaban las almas, eso sí lo sabía. Era una atmósfera muy densa de
dolor. Vi un alma del purgatorio, tenía ante mí el alma de una mujer, sus
ojos deformados eran grandes y oscuros; era el rostro del sufrimiento y el
dolor pero estaba tranquila. Este momento estuvo lleno de paz y su rostro
no me infundió temor. Lo que más he percibido era esa atmósfera de dolor,
de purificación. Había un profundo silencio. Escuché estas palabras: “Al
final de la vida te examinarán del amor”.
Después volvió a mí otra vez la visión de la lluvia, esa lluvia que no
paraba de caer. Ese limpiar la Tierra, yo sentía dentro de mí esa urgencia,
esa necesidad de limpiar, de limpiar esta tierra del pecado. Después he
visto una puerta grande, marrón. Veía solo la puerta, el resto de la imagen
era vacío. Después ha aparecido un ángel que ha abierto esa puerta de
izquierda a derecha y he vuelto a ver otra vez esa atmosfera densa del
purgatorio. He sabido que había ángeles dentro, muchos ángeles, porque
cada alma estaba con su ángel de la guarda, el ángel de la guarda era el
encargado de acompañar a esa alma en su purificación y de darla alivio
según la Voluntad de Dios. Después he visto de repente, en esa atmósfera
como de niebla densa y blanquecina, una llama roja y con los bordes un
poquito amarillos, no era una llama agresiva, no era una llama como la que
vemos en este mundo, sino que era como una llama espiritual que aparecía
en ese momento en una zona concreta de esa atmósfera densa. He sabido
que es un lugar de dolor, un dolor profundo por los pecados.
Después he escuchado unas palabras:
“Así trato a Mis hijos. Sin Justicia no hay Misericordia.”
“Venid a Mí”. “Yo os limpiaré de todas vuestras inmundicias, y
heredareis el Reino Eterno”.