Queridos hijos, coraje. Dios está a vuestro lado. No retrocedáis. Vivís
en el tiempo de la Gran y Dolorosa Tribulación espiritual. Doblad
vuestras rodillas en la oración. Camináis hacia un futuro doloroso. La
Iglesia de Mi Jesús estará debilitada y los fieles beberán el cáliz
amargo del sufrimiento. Los malos pastores actuarán sin piedad y los
verdaderos defensores de la fe serán despreciados. Anunciad a Jesús y no
permitáis que el demonio venza. Después de toda tribulación, la Iglesia
de Mi Jesús volverá a ser como Jesús confió a Pedro. La falsa iglesia
esparcirá sus errores y contaminará a muchos, pero la Gracia de Mi Señor
esté con Su verdadera Iglesia y ella será victoriosa. No os desaniméis.
Yo estaré a vuestro lado y rogaré a Mi Jesús por vosotros. Buscad
fuerzas en la Oración y en la Escucha del Evangelio. Reconciliaros con
Dios a través del Sacramento de la Confesión y alimentaos con el
precioso alimento de la Eucaristía. Amad y defended la verdad. Quien
permanecer fiel hasta el fin experimentará la Victoria de Dios. Adelante
sin miedo. Este es el mensaje que hoy os transmito en nombre de la
Trinidad. Gracias por haberme permitido reuniros aquí una vez más. Os
bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Quedad en paz.