Bienvenidos a compartir en el Espíritu de Dios

Hola a todos los que visitáis este blog. ¡Gracias por entrar! ¡DIOS OS BENDIGA!
En este momento empezamos a compartir nuestras vivencias y, también nuestras oraciones.
Rezo por vosotros. Rezad, también por mí. ¡GRACIAS!

¡Jesús es amor sin límites!



¡Dios te ama!¡Él esta vivo en tu corazón!

¡Que Dios os bendiga cada día de este año 2024


MªEsperanza Román


¡Alabado sea Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo!
Sólo Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. ¡SÓLO JESÚS SALVA! Léelo en la Biblia.


¡Te basta mi gracia!

Reza ante el Santísimo por tu familia, amigos y enemigos...¡Él es el Todopoderoso!



¡Oh Señor, pongo en tus manos la sangre derramada por todos aquellos niños muertos en el vientre de sus madres a manos de los hombres, únela a la sangre de tu hijo Jesús que derramó por todos nosotros para la remisión de todos los pecados del mundo! Acoge, Señor esta oración. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén

martes, 3 de febrero de 2015

EL ODIO DEL DEMONIO.


by pajares95
El triunfo de la Inmaculada
Dictados de Jesús a Marga
13-10-2011 (página 484)
Jesús:
Por envidia del Demonio entró el pecado en el mundo.
Cuando el Demonio tentó a Eva, quiso romper el Plan de Dios sobre el Hombre, que sería que Dios sería engendrado de una criatura. Que Dios se haría hombre. Por medio de una mujer, sin mediación de varón.
Quiso quebrar el Plan de Dios sobre el hombre. Quiso tentar a Eva, para destruir a Eva.
El Demonio pensaba que Dios, descontento y enojado con la humanidad tras la caída de Eva, la mujer de cuya descendencia nacería el Mesías, quebraría y destruiría su Plan, condenando para siempre a la humanidad, como condenado estaba él.
Pero Dios no la condenó, sino que le prometió un Salvador. Le prometió, que Aquel a quien servirian las naciones, sería también su Salvador. El Redentor del pecado. Y en lugar de condenar al hombre, condenó a su Hijo. La única forma de resarcir esa culpa. Por medio del Sacrificio del mismo Dios.
Qué envidia, qué retorcimiento de dolor, de rabia: «¡¿Por qué a ellos?!» Y creció aún más en su odio por Dios y por el hombre. Lanzándose a perseguir para siempre a su estirpe, con toda su estirpe.
El odio del Demonio sobre «a los que ama Dios», es atroz. Y tengo que deciros que crece día a día, desde aquel día. Envidia, envidia, envidia del hombre.
Él inocula en vosotros también la envidia de unos por los otros.

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