Con la Eucaristía se asimila, por decirlo así, el "secreto" de la resurrección. Por eso San Ignacio de Antioquía definía con acierto el Pan eucarístico "fármaco de inmortalidad, antídoto contra la muerte".
San Juan Pablo II
Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia, n. 18
Carta Encíclica Ecclesia de Eucharistia, n. 18
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