by pajares95 |
Proposiciones de Textos del Libro para la Semana
“Mensaje del Amor Misericordioso de Jesús”
para reflexionar en sus Islotes de Santidad.
¡Ave María!
M- JESÚS ESTÁ PRESENTE EN CUERPO Y ALMA, EN LA SANTA EUCARISTÍA.
¿Cuál es pues la humildad de un Dios… para anonadarse en los sagrarios del mundo entero, por amor a unas pobres criaturas más preocupadas de lo que creen ser, cuando ellas no son más que el contrario de lo que deberían ser?
– Al hombre soberbio no le gusta lo que es humilde, porque es su… contrario. Jesús no está bastante amado, bastante respetado en su Sacramento de Amor.
¡Él quiere salvarnos, y nosotros queremos ignorar esta Presencia Amante que nos llama!
Pienso en la falta de respeto con que se recibe al Amor Infinito, pues, en fin, yo me digo: Si Dios estuviera aquí, delante de mí, bien visible a mis ojos carnales… ¿me atrevería a acercarme a Él, a tomarle, a tocarle?
¡Oh, no! Me arrodillaría con la frente en el suelo.
¿Por qué estas palabras?
Para demostrar que Jesús-Eucaristía es Dios, Invisible, claro… pero real. ¿Quién se atreve a decir el contrario o a dudar de la Presencia Real? ¡Aquel peca contra el Espíritu de Amor y de Verdad!
Porque sus ojos no contemplan más que la diminuta Forma, no son conscientes que es Dios que viene a ellos; no lo harían si sus ojos pudieran materializar el Cuerpo y la Sangre de Cristo. ¡Llevan la inconsciencia hasta tomar en sus manos el sublime Cuerpo del Salvador!
En su humildad, Jesús se calla; no por eso deja de ser menos temible, a pesar del exceso de su Amor para los hombres.
El conoce sus pecados, su egoísmo. Hay que ser Jesús para querer a toda costa comunicar a todos el fuego ardiente que Le consume en su Cárcel de Amor.
Voluntariamente, pacientemente, ¡Él espera! Padece el contacto de una degradación moral que no reconoce a su Dios más que superficialmente, con indiferencia: Le comen y tan pronto como Le han comido, ¡Le olvidan!
Sí, hay que ser Jesús para soportar el orgullo del hombre alzándose al nivel de su Dios.
Digo aquí, delante de mi Jesús (el cuadro que tanto quiere) todo lo que siente mi corazón.
Él es Dios y como tal, tiene derecho a todo el respeto.
Y mi corazón está herido por la manera en que Le reciben, Él que espera… para alimentarnos con el Pan de Vida, ¡Él mismo!
Pienso en esta ternura que me espera, en esta bondad que se da, en lo que Él desea de mí.
– Pienso que es hora de que el mundo comprenda que, en la Santa Eucaristía, no hay un trozo de pan inerte, sino un Dios Vivo y Fuerte, ansioso de darse, angustiado por la indiferencia que Le rodea, un Dios que se deja manipular… ¡muy a menudo hasta el sacrilegio!
– Un Dios de Amor que llama y que no oyen o que no quieren oír ya, porque para muchos es una aguafiestas.
Él quiere darnos el Cielo: y elegimos la tierra, esta tierra podrida por el pecado, repugnante por la violencia y el vicio que moran en ella.
– Jesús es la maravillosa encarnación del Amor; pero ¿cuándo tomaran conciencia de esto?
Ternura, Humildad, Fe, Amor: ¡es Jesús en la Santa Eucaristía!
Y en esta forma diminuta está Dios delante de nosotros.
¡Es Dios que viene… a nosotros! Es Dios en la Majestad de un Amor que no sabe más que amar, y no puede más que amar.
Por eso, mi corazón suplica todos los que un día lean estas líneas que se hagan cargo que Dios y la diminuta Forma del Sagrario son un Dios único y Verdadero y que nuestras manos son indignas de tocarle.
Cuando Moisés quiso acercarse a la Zarza ardiente, se hizo oír esta Voz: Primero quítate las sandalias antes de acercarte a Mí.
No solamente nuestras sandalias, sino nuestros pecados de suficiencia, de soberbia y tantos otros que sería demasiado largo enumerar.
Señor, yo no soy digno que Tú entres en mí pero di una sola palabra y mi alma será sanada.
J- ¡Venid a Mí con un corazón de niño y YO Me daré a vosotros con Mi Corazón de… Dios!
NO ME AMAREIS JAMÁS BASTANTE, ¡PERO TEMED OFENDERME!
Eres el ejemplo de lo Espiritual que no quiere morir en las almas.
“Mensaje del Amor Misericordioso a las Almas Pequeñas” – TOMO III Pág. 269 – 271
No hay comentarios:
Publicar un comentario