by pajares95 |
15 JUNIO DE VALTORTA.
ES NATURAL QUE EL DEMONIO INTENTE
TURBARTE. LO HACE POR SER
SU OCUPACIÓN
Dice Jesús:
"Es natural que el demonio intente turbarte. Al no poder hacerlo ya sobre la carne, busca, por ello, turbar tu espíritu.
Eso lo hace por ser su ocupación. O sea, intenta humillar a las almas,amedrentarlas, hacerlas titubear. Generalmente busca hacerlas pecar para apartarlas de Mí. Cuando no consigue esto por estar el alma muy vigilante y no penetrar en ella su insidia, prueba entonces de amedrentarla sugiriéndole pensamientos buenos en apariencia pero que, en realidad, son nocivos.
"Es natural que el demonio intente turbarte. Al no poder hacerlo ya sobre la carne, busca, por ello, turbar tu espíritu.
Eso lo hace por ser su ocupación. O sea, intenta humillar a las almas,amedrentarlas, hacerlas titubear. Generalmente busca hacerlas pecar para apartarlas de Mí. Cuando no consigue esto por estar el alma muy vigilante y no penetrar en ella su insidia, prueba entonces de amedrentarla sugiriéndole pensamientos buenos en apariencia pero que, en realidad, son nocivos.
Y EL PENSAMIENTO: "ES IMPOSIBLE QUE YO LLEGUE A SER SANTA",
EL MÁS PELIGROSO Y CONTRARIO A MÍ ES EL SEGUNDO
Mira, María. Entre el pensamiento: "Yo he de ser santa" y el pensamiento: "Es imposible que yo llegue a ser santa", el más peligroso y contrario a Mí es el segundo. El primero no es acto de soberbia si está corroborado por todos los esfuerzos de la voluntad para alcanzar la santidad.
Yo dije: "Sed perfectos como mi Padre". Al hablar así, no os hice una simple exhortación sino que os di un dulce mandato, dándoos la medida de la perfección: la de Dios, el Perfectísimo. Porque a todos os habría querido Yo perfectos a fin de teneros a todos eternamente en torno mío.
Debe, por tanto, el alma tender a la santidad, decirse a sí misma: "Quiero llegar a ser santa" sin titubeos, sin debilidades. ¿Os reconocéis débiles? Pues mejor que vosotros sé Yo que lo sois y, sin embargo, os dije: "Sed perfectos", porque sé que si lo queréis, podéis con mi ayuda ser perfectos, es decir, santos.
Yo dije: "Sed perfectos como mi Padre". Al hablar así, no os hice una simple exhortación sino que os di un dulce mandato, dándoos la medida de la perfección: la de Dios, el Perfectísimo. Porque a todos os habría querido Yo perfectos a fin de teneros a todos eternamente en torno mío.
Debe, por tanto, el alma tender a la santidad, decirse a sí misma: "Quiero llegar a ser santa" sin titubeos, sin debilidades. ¿Os reconocéis débiles? Pues mejor que vosotros sé Yo que lo sois y, sin embargo, os dije: "Sed perfectos", porque sé que si lo queréis, podéis con mi ayuda ser perfectos, es decir, santos.
DE LA SANTIDAD
Esto no lo quiere el Maligno. Sabe bien, porque es inteligentísimo, que cuando un alma ha dado el primer paso en el camino de la santidad, ha gustado el primer bocado de la santidad cuyo sabor es inefable, se le apodera la nostalgia de la santidad y está perdida para él. Entonces provoca pensamientos de falsa modestia y de desconfianza.
No es posible que yo merezca el Paraíso. Por bueno que sea Dios, ¿cómo es posible que me pueda perdonar y ayudar? ¿Es posible que yo, aun contando con su ayuda, le pueda complacer? Para nada soy buena.
O bien silba estas sus insinuaciones: "pero, ¿te parece que puedas tú llegar a ser santa? Todo eso que experimentas, que percibes, que ves, son ilusiones de una mente enfermiza. Es tu soberbia la que te las sugiere. ¿Tú santa? Pero, ¿no recuerdas esto..., esto... y esto? ¿No recuerdas lo que dijo Cristo? Tú, al pensar así, cometes un nuevo pecado, el mío mismo: Pensé ser semejante a Dios..."
Déjale silbar. No merece respuesta. Lo que experimentas es de Dios, lo que piensas es mi propio deseo que resuena de nuevo en ti; por lo cual es cosa santa. Te dije cual es mi señal: la paz. Cuando percibes la paz en ti es señal de que lo que experimentas, sientes, ves y piensas es cosa de Dios. Continúa sin titubear. Yo estoy contigo.
No es posible que yo merezca el Paraíso. Por bueno que sea Dios, ¿cómo es posible que me pueda perdonar y ayudar? ¿Es posible que yo, aun contando con su ayuda, le pueda complacer? Para nada soy buena.
O bien silba estas sus insinuaciones: "pero, ¿te parece que puedas tú llegar a ser santa? Todo eso que experimentas, que percibes, que ves, son ilusiones de una mente enfermiza. Es tu soberbia la que te las sugiere. ¿Tú santa? Pero, ¿no recuerdas esto..., esto... y esto? ¿No recuerdas lo que dijo Cristo? Tú, al pensar así, cometes un nuevo pecado, el mío mismo: Pensé ser semejante a Dios..."
Déjale silbar. No merece respuesta. Lo que experimentas es de Dios, lo que piensas es mi propio deseo que resuena de nuevo en ti; por lo cual es cosa santa. Te dije cual es mi señal: la paz. Cuando percibes la paz en ti es señal de que lo que experimentas, sientes, ves y piensas es cosa de Dios. Continúa sin titubear. Yo estoy contigo.
Cuando nuestro Enemigo intente molestarte en demasía, di: "Ave María, Madre de Jesús, me confío a ti". El demonio tiene más horror aún al nombre de María que a mi Nombre y a mi Cruz. Al no poder, intenta dañarme en mis fieles de mil maneras. Mas el eco tan sólo del nombre de María le pone en fuga. Si el mundo supiese llamar a María estaría a salvo.
De aquí que el invocar a la vez nuestros dos Nombres es suficiente para hacer caer hechas trizas todas las armas que Satanás arroja contra un corazón que es mío. Las almas, por sí solas, son todas la misma nada. Mas el alma en gracia ya no está sola, está con Dios.
Por eso, cuando el otro te turba con cavilaciones de falsa modestia o de temor,debes siempre pensar: "No soy yo la que pienso ser santa sino que es Jesús el que quiere que yo lo sea. Somos nosotros: Jesús y yo, Dios y yo los que queremos que tal suceda para su gloria".
¿Acaso no dije Yo: "Cuando se reúnan dos para orar juntos, el Padre les concederá lo que pidan"? Ahora bien, ¿qué será cuando Uno de los dos es Jesús mismo? Entonces dará el Padre con medida plena, zarandeada, abundante, la gracia solicitada. Porque el Hijo tiene poder sobre el Padre y todas las cosas fueron hechas en el nombre del Hijo."
De aquí que el invocar a la vez nuestros dos Nombres es suficiente para hacer caer hechas trizas todas las armas que Satanás arroja contra un corazón que es mío. Las almas, por sí solas, son todas la misma nada. Mas el alma en gracia ya no está sola, está con Dios.
Por eso, cuando el otro te turba con cavilaciones de falsa modestia o de temor,debes siempre pensar: "No soy yo la que pienso ser santa sino que es Jesús el que quiere que yo lo sea. Somos nosotros: Jesús y yo, Dios y yo los que queremos que tal suceda para su gloria".
¿Acaso no dije Yo: "Cuando se reúnan dos para orar juntos, el Padre les concederá lo que pidan"? Ahora bien, ¿qué será cuando Uno de los dos es Jesús mismo? Entonces dará el Padre con medida plena, zarandeada, abundante, la gracia solicitada. Porque el Hijo tiene poder sobre el Padre y todas las cosas fueron hechas en el nombre del Hijo."
C. 43. 88-90
A. M. D. G.
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