by pajares95 |
Hijos míos, que mi paz esté con vosotros.
El cielo llora por la pérdida de tantas almas. Miles y miles caen al abismo sin poder hacer nada por ellas, pues le dieron la espalda al Dios de la Vida. Orad hijos míos con mi Rosario de la Misericordia, por las almas de los pecadores que estén en mayor peligro de condenarse y por las almas de los moribundos que están en pecado mortal; y muy especialmente orad por la juventud.
El infierno está lleno de jóvenes, que blasfeman de Dios y de sus padres porque no hubo quien les hablara de la existencia del mal y del infierno. ¡Qué tristeza me produce ver perderse a tantas almas, que en el tiempo de su tiempo me dieron la espalda y no quisieron acogerse a mis llamados a la conversión! El infierno es una realidad que la inmensa mayoría de la humanidad quiere desconocer. Mi adversario se goza con cada alma que se me pierde; mi dolor es grande; tengo sed de almas penitentes que me ayuden a rescatar con sus sacrificios y mortificaciones a tantas almas que se me están perdiendo.
La humanidad calla, mi Iglesia calla, mis pastores callan, la existencia del infierno. ¡Oh, qué pecado de omisión tan grande es vuestro silencio, que afrenta a mi Espíritu! Todos los bautizados estáis llamados a ser misioneros y evangelizadores; dejad vuestro letargo espiritual; os hago un llamado: Pastores de mi rebaño, educadores, evangelizadores y padres de familia; retomad la enseñanza de mi Palabra y de mis Mandamientos; salid de vuestras cuatro paredes y buscad el rebaño que yace disperso como ovejas sin pastor. Vuestro silencio sobre la existencia del mal y del infierno está haciendo que muchas almas se pierdan. Os digo, que seréis reos de culpa, todos aquellos que por omisión o temor y con conocimiento de hecho, os neguéis a hablarles a vuestros hermanos de la existencia del mal y del averno.
Necesito voces que le hablen al desierto de esta humanidad pecadora; muchas almas se están perdiendo por la falta de evangelización sobre este tema. Acordaos de lo que dice mi palabra: Misericordia quiero y no sacrificios; el ayuno que me agrada es el ayuno del amor. (Mt. 9, 13) (Oseas 6,6).
El infierno es un lugar de tormento y dolor, fuego que quema y no se extingue, donde van a parar las almas que se apartaron de mí. La existencia del mal y los demonios es una realidad que no podéis seguir ocultando. Mis pastores deben hablar sobre este tema a mi rebaño; leed mi palabra y en ella encontraréis que se habla más de setenta veces sobre la existencia del averno y del maligno.
Mi pueblo se está perdiendo por falta de conocimiento. No calléis más, el tiempo de mi justicia está cerca. Evangelizad, evangelizad, evangelizad, para que muchas almas se salven. Porque en verdad os digo, que no se prende una lámpara para meterla debajo de la cama, si no para que alumbre. Al que mucho se le da, mucho se le exigirá. Los talentos que se os dan son para el servicio de vuestros hermanos, no para guardarlo, como lo hizo el siervo malo. Despertad, pueblo mío; salid a evangelizar con mi palabra que es vida y alimento para el espíritu. Consolad a mis ovejas, vosotros pastores de mi rebaño. Habladle al corazón de mi pueblo y decidle que el Reino de Dios está cerca. No calléis más, porque entonces las piedras hablarán por vosotros; ellas, serán testigos de vuestro silencio. Mi paz os dejo, mi paz os doy.
Soy vuestro Pastor: Jesús de Nazareth. Dad a conocer mis mensajes de salvación a todas las naciones.
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