374 11/10/14 De Mª.Stmª. DULZURA MATERNAL, FUERTE
Queridos hijos de Mi Corazón Inmaculado, consagrados a Mí, Me llamáis en la Salve “Dulzura”, y además “dulzura vuestra”, junto con la Vida y la Esperanza. Y es, porque a quien está muy en unión Conmigo y con Mi Jesús, se le pega esa nota del carácter Mío que tanto ama Él, una dulzura maternal, fuerte, no empalagosa ni ñoña, de suavidad, ternura, delicadeza y amabilidad en el trato con Dios y con los hermanos.
Hijos, no perdáis este Clima de Cielo, que el Señor os dará las luces que convengan para tratar vuestros asuntos de la tierra. Cierto es, que al que siempre está trabajando en una panadería o confitería, le cuesta mucho adaptarse al ‘clima’ de un despacho de abogados, por ejemplo; pero la Caridad es la unión en Amor con Dios y Conmigo, que endulza cualquier carácter, como el azúcar al café, y es imprescindible para la salvación.
Y al revés, la Iglesia contrapone a la caridad la envidia. Esta le separa de Dios y de Mí, y no desea el bien de los hermanos. Os digo: entre los religiosos en comunidad y entre los grupos de oración y sus miembros, abunda la envidia, y lo debéis de ver lógico, ya que el demonio, como cualquier cazador, dispara a las piezas que corren y brincan por el monte santo de la perfección evangélica, y no a aquellas que ve rendidas a sus pies. De éstas, les basta ir asegurándose que no se las roben.
Por tanto, la postura para seguir a Cristo, es, tomando la cruz, amarle contemplarle, e imitarle, a Él y a Mí, esto se os dio de ejemplo, y tendréis una dulzura noble y digna en vuestro carácter.
Huid de la envidia, nace de contemplar, no a Dios, sino a los demás, de querer ser más que ellos, sentirse importantes, sabios o enterados, y provoca divisiones satánicas, y no unión divina.
Yo os bendigo como Madre vuestra, para alentaros en estos esfuerzos de Amor en Unión con dulzura y suavidad en el carácter. Quedad en paz. Así sea.
Hijos, no perdáis este Clima de Cielo, que el Señor os dará las luces que convengan para tratar vuestros asuntos de la tierra. Cierto es, que al que siempre está trabajando en una panadería o confitería, le cuesta mucho adaptarse al ‘clima’ de un despacho de abogados, por ejemplo; pero la Caridad es la unión en Amor con Dios y Conmigo, que endulza cualquier carácter, como el azúcar al café, y es imprescindible para la salvación.
Y al revés, la Iglesia contrapone a la caridad la envidia. Esta le separa de Dios y de Mí, y no desea el bien de los hermanos. Os digo: entre los religiosos en comunidad y entre los grupos de oración y sus miembros, abunda la envidia, y lo debéis de ver lógico, ya que el demonio, como cualquier cazador, dispara a las piezas que corren y brincan por el monte santo de la perfección evangélica, y no a aquellas que ve rendidas a sus pies. De éstas, les basta ir asegurándose que no se las roben.
Por tanto, la postura para seguir a Cristo, es, tomando la cruz, amarle contemplarle, e imitarle, a Él y a Mí, esto se os dio de ejemplo, y tendréis una dulzura noble y digna en vuestro carácter.
Huid de la envidia, nace de contemplar, no a Dios, sino a los demás, de querer ser más que ellos, sentirse importantes, sabios o enterados, y provoca divisiones satánicas, y no unión divina.
Yo os bendigo como Madre vuestra, para alentaros en estos esfuerzos de Amor en Unión con dulzura y suavidad en el carácter. Quedad en paz. Así sea.
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