23 de junio de 1967 DADO A MARGARITA. L.A.P.
Jesús:
Toda la Gloria del mundo no puede compensar un solo grado de Gloria celestial.
Por un lado, la nada de lo que no existe. Por el otro, la riqueza de los bienes adquiridos gracias una vida de generosidad y de oración.
Por un lado, el consuelo frente a la muerte. Por el otro una desesperación indecible frente a lo inevitable.
Ahí esta; pobres hijos míos, podéis elegir.
La abundancia en este valle de lagrimas, y entonces la pobreza eterna; o el amor de Dios Vivo, ya en este mundo, y su posesión gloriosa en el cielo.
Pues, os lo digo: aquel que busca encuentra, y encuentra lo que ha buscado.
Es posible que no deseéis ardientemente abrazar todas las cruces para llegar seguramente a la meta que os prometo, si sois fieles?
Sabiendo lo que sabéis, como podéis apegaros desordenadamente a estas cosas frívolas e inútiles, objetos sin alma que halagan vuestro espíritu de propiedad? Os lo pregunto” de que sirve este lujo en que os complacéis? Puedo acaso haceros ganar un solo grado de amor divino? No os aleja, al contrario, do lo que debe y debería ser?
Os he creado para eso?
Y si os alejáis tanto del fin para que fuisteis creados, como podréis acercaros a Aquel que un día os juzgara sobre el amor o la aversión que habréis tenido para sus enseñanzas?
Escuchad la llamada dolorosa de vuestro Dios.
Todavía es hora.
Venid a Mi!
Reconoced en mi al Único que puede salvaros y daros esta felicidad que buscáis sin encontrarla.
Junto a mi, todo es hermoso, puro y noble.
Y he hecho vuestra alma a mi Imagen.
Por eso no podéis ser felices sino en mi.
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