by pajares95 |
Tercer Misterio. Habla Dios Padre. DADO A JAVIER VIESCA.
Sobre: Meditad profundamente, ¿Me merezco todo esto? Yo, que os he dado puro Amor, fuisteis Creados en el Amor, habéis sido consentidos toda vuestra vida en el Amor, ¿Me merezco vuestra actuación? ¿Acaso no os merecéis un segundo Diluvio?
Hijitos Míos, vosotros pedís más allá de lo que os merecéis. Entre hermanos, y no hablo solamente dentro de la misma familia, sino de todos vosotros que sois hermanos, perdéis el tiempo con la crítica y, a veces, deseando el mal a vuestros hermanos.
Hijitos Míos, vosotros pedís más allá de lo que os merecéis. Entre hermanos, y no hablo solamente dentro de la misma familia, sino de todos vosotros que sois hermanos, perdéis el tiempo con la crítica y, a veces, deseando el mal a vuestros hermanos.
Cuántos de vosotros realmente estáis buscando una vida de santidad. Se os ha dicho varias veces, que no podéis dar de lo que no lleváis en vuestro corazón, ¿cuántos de vosotros Me lleváis en vuestro corazón?
Las Escrituras os dicen que los labios hablan de lo que se tiene en el corazón. ¿Cuántos lleváis una vida espiritual profunda? Las Escrituras os dicen, que cuando queráis hablar Conmigo, que os encerréis en vuestro cuarto y en el silencio Me encontraréis. Tantas y tantas Enseñanzas tienen las Sagradas Escrituras para vuestra perfección, para un trato íntimo Conmigo y, sobre todo, os enseñan a tener un trato familiar, además de lo íntimo.
Soy vuestro Dios y Creador, Inmenso, Poderoso, Infinito y demás adjetivos, con los que se Me Nombra y se Me conoce en las Sagradas Escrituras. A tal grado que, si notáis, en el Antiguo Testamento, más que amor, se Me tenía miedo, precisamente, porque veían solamente Mis Potencias y el pecado en el que vivían, hacía que se Me tuviera miedo por sentir, precisamente, un Juicio profundo de Mi Parte hacia ellos, porque vivían en el mal, porque no tenían las Enseñanzas, todavía, que se os dieron a vosotros, de parte de Mi Hijo. Intuitivamente sabían que vivían en el mal y no podían levantar los ojos para verMe, no querían llevar una vida íntima, de fraternidad, de familia, como Mi Hijo os vino a enseñar y que Yo lo deseo para con vosotros.
El Antiguo Testamento es de temor, el Nuevo Testamento, es de Amor. El Antiguo Testamento era de Misterio, de obscuridad, el Nuevo Testamento, es de Luz, felicidad, Amor, y comprensión de Quién Soy y de lo que deseo de parte vuestra.
Quiero que entendáis bien estos dos periodos de la humanidad, para que podáis entender el tercero.
En el Antiguo Testamento, no se Me conoce y es temor, temor al Creador, temor a Mis Potencias, temor al ser juzgados y encontrados culpables, temor a lo desconocido, sabiendo, intuitivamente que había algo más y que os presentaríais ante Mí. El Nuevo Testamento, os da Luz, os da confianza, os da Fe, os da seguridad, os da Sabiduría, porque Me muestro en pleno, a través de Mi Hijo. Me tenéis entre vosotros con la Presencia de Mi Hijo. Ya no Soy el Dios oculto del Antiguo Testamento, Me muestro a los hombres en el Nuevo Testamento, convivo con vosotros, os conozco en vuestros mejores momentos y en vuestros momentos difíciles, ya no es ése Dios lejano que aparentemente, se olvida de Su Creación, ¡no!, Soy el Padre, Soy el Hermano, porque ya estoy entre vosotros, y Me conocéis, dejo que Me conozcáis, os muestro Mi Amor, Me podéis ver frente a frente, ya no Me teméis.
Pero el hombre, a pesar de tener a su Dios frente a frente, traiciona a su Creador, traiciona a su Redentor, traiciona Mi Obra en vosotros.
Esto es falta de Sabiduría, Mis pequeños, es maldad en vuestro corazón, os seguís dejando conducir y aconsejar por satanás, os pregunto, ¿de qué os ha servido todo lo que os he dado? Se abrieron las Puertas del Cielo y de ahí, bajó el Amor, la Sabiduría, Mi Presencia, Mi Donación, todo enseñado a través de Mi Hijo, todo donado a través de Mi Hijo y no lo aprovechasteis y se siguen desaprovechando infinidad de Bendiciones porque no queréis caminar Conmigo.
La humanidad merece otro Diluvio, que, ciertamente no se dará por Mi Promesa, pero merecéis un castigo, porque Me duele vuestra actuación. ¡Cuántas bendiciones y cuánto Amor desperdiciado para el hombre!, no ha habido respuesta grata a Mis Ojos, de la gran mayoría de vosotros que Yo he Creado.
Aún, para vosotros mismos, como seres humanos, pequeños, imperfectos, éste trato que Me dais, no la soportaríais si os sucediera a vosotros. Si os pasara algo similar en vuestra existencia, no tendríais la paciencia que Yo he tenido para con vosotros. He tenido mucha paciencia, lo sabéis, he derramado Bendiciones en exceso, vosotros lo sabéis. Milagros inmensos, que al verlos, debierais quedar estupefactos, maravillados y agradecidos de que tenéis un Dios, un Padre, un Creador que os ama y, ¿cómo respondéis?, dándoMe la espalda.
Mucho Amor de todo un Dios se ha derramado sobre vosotros, Amor en abundancia, para que tomarais de él, gozarais con él, os recrearais con él y, ¿qué hace el hombre?, hace tratos con el enemigo, llena su corazón de odio, de maldad, de pecado, de traición.
Meditad profundamente, ¿Me merezco todo esto? Yo, que os he dado puro Amor, fuisteis Creados en el Amor, habéis sido consentidos toda vuestra vida en el Amor, ¿Me merezco vuestra actuación? ¿Acaso no os merecéis un segundo Diluvio?
Gracias, Mis pequeños.
Gracias, Mis pequeños.
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