by pajares95 |
Mensaje a Agustín del Divino Corazón ***
LOS DIEZ MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS
Noviembre 18 de 2007. (Fue dictado, por espacios, durante tres días).
...
La Santísima Virgen María dice:
DECIMO MANDAMIENTO
Almas peregrinas para el cielo: no codiciéis los bienes ajenos porque “los que quieren enriquecerse caen en la tentación, en el lazo y en muchas codicias insensatas y perniciosas que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la raíz de todos los males es el afán del dinero, y algunos por dejarse llevar de él, se extraviaron en la fe y se atormentaron con muchos dolores.” (1Timoteo 6,9-10).
Almas peregrinas para el cielo: no codiciéis los bienes ajenos porque “los que quieren enriquecerse caen en la tentación, en el lazo y en muchas codicias insensatas y perniciosas que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la raíz de todos los males es el afán del dinero, y algunos por dejarse llevar de él, se extraviaron en la fe y se atormentaron con muchos dolores.” (1Timoteo 6,9-10).
Agustín del Divino Corazón: a los ricos de este mundo recomiéndales “que no sean altaneros ni pongan su esperanza en lo inseguro de las riquezas sino en Dios, que nos provee espléndidamente de todo para que lo disfrutemos; que practiquen el bien, que se enriquezcan de buenas obras, que den con generosidad y con liberalidad, de esta forma irán atesorando para el futuro un excelente fondo con el que podrán adquirir la vida verdadera.” (1Timoteo 6,17-19).
Hijitos cómo os hago entender que los bienes terrenales son caducos y pasajeros, que la ambición desmesurada os hace injustos a los ojos de Dios porque “el que ama el oro no se verá justificado, el que anda tras el lucro se extraviará en él.
Muchos se arruinaron por causa del oro, su perdición la tenían delante. Es leño de tropiezo para los que le ofrecen sacrificios, y todo insensato queda preso en él.” (Eclesiástico 31,5-7).
Bienaventurado el que tiene por balanza la justicia y la equidad porque “dichoso el hombre que teme a Yahvé, que en sus mandamientos mucho se complace.
Fuerte será en la tierra su estirpe, bendita la raza de los hombres rectos.
Hacienda y riquezas en su casa, su justicia por siempre permanece.
En las tinieblas brilla como luz de los rectos, tierno, clemente y justo.
Feliz el hombre que se apiada y presta y arregla
rectamente sus asuntos.
No, no será conmovido jamás, en memoria eterna permanece el justo; no tiene que temer noticias malas, firme es su corazón, en Yahvé confiado.
Seguro está su corazón, no teme. Al fin desafiará a sus adversarios.” (Salmos 111,1-8).
“Hijo mío, guarda mis palabras y conserva como un tesoro mis mandatos. Guarda mis mandamientos y vivirás; sea mi elección como la niña de tus ojos. Átalos a tus dedos, escríbelos en la tablilla de tu corazón.” (Proverbios 7,1-3).
Tomado de: EN LAS FUENTES DE MI DIVINO CORAZÓN - TOMO II
Hijitos cómo os hago entender que los bienes terrenales son caducos y pasajeros, que la ambición desmesurada os hace injustos a los ojos de Dios porque “el que ama el oro no se verá justificado, el que anda tras el lucro se extraviará en él.
Muchos se arruinaron por causa del oro, su perdición la tenían delante. Es leño de tropiezo para los que le ofrecen sacrificios, y todo insensato queda preso en él.” (Eclesiástico 31,5-7).
Bienaventurado el que tiene por balanza la justicia y la equidad porque “dichoso el hombre que teme a Yahvé, que en sus mandamientos mucho se complace.
Fuerte será en la tierra su estirpe, bendita la raza de los hombres rectos.
Hacienda y riquezas en su casa, su justicia por siempre permanece.
En las tinieblas brilla como luz de los rectos, tierno, clemente y justo.
Feliz el hombre que se apiada y presta y arregla
rectamente sus asuntos.
No, no será conmovido jamás, en memoria eterna permanece el justo; no tiene que temer noticias malas, firme es su corazón, en Yahvé confiado.
Seguro está su corazón, no teme. Al fin desafiará a sus adversarios.” (Salmos 111,1-8).
“Hijo mío, guarda mis palabras y conserva como un tesoro mis mandatos. Guarda mis mandamientos y vivirás; sea mi elección como la niña de tus ojos. Átalos a tus dedos, escríbelos en la tablilla de tu corazón.” (Proverbios 7,1-3).
Tomado de: EN LAS FUENTES DE MI DIVINO CORAZÓN - TOMO II
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