by pajares95 |
viernes, 31 de octubre de 2008
Dictado del 27-10-08
La Virgen María, Madre de Dios y Madre de las almas, es poderosa en el Cielo, Yo, Espíritu Divino, os hablo. Ella con su “sí” hizo descender a la tierra al Redentor, de ahí, que en el Cielo su poder es incalculable, casi infinito. Porque la Santísima Trinidad le concede todo lo que Ella pide, porque todo lo que Ella pide, está conforme a la Santísima Trinidad, ya que Ella no puede pedir nunca nada que no esté conforme a la Santísima Trinidad, Yo, Espíritu Divino, os hablo.
Por eso, las almas que le piden cosas que no van en contra de la voluntad de Dios, Uno y Trino, Ella las consigue, pues su mediación es siempre eficaz, es por ello que vosotros almas de Dios, debéis siempre de valeros de María Santísima, puesto que una petición hecha por Su medio es como un atajo para llegar antes y mejor al Trono de la Santísima Trinidad. También los Santos Ángeles y Patronos tienen gran poder ante el Trono de Dios, pero no es igual ni comparable al de la Santísima Virgen María.
Todos los santos del Cielo y los Ángeles son mediadores vuestros ante la Santísima Trinidad, pero tenéis que invocarlos, acudid a ellos, y sobretodo, tened fe en su poder de intercesión. Quien acuda a María Santísima y le pida o le ofrezca cosas, agrada mucho a Dios, Uno y Trino, porque está aceptándola como Madre y Señora, tal y como lo dispuso Dios entre todas las criaturas, y viene a ser lo mismo que decir, que vosotros aceptáis lo que desde toda la eternidad determinó Dios, Uno y Trino. Por tanto, aceptando a la Virgen, aceptáis la voluntad de Dios Todopoderoso, Uno y Trino.
Quien no acepta a María o la degrada o la subestima, no acepta la voluntad de Dios, y degrada o subestima Su santa e irrevocable voluntad, que fue elegirla como Madre de Dios y Señora Vuestra, Reina de los Ángeles.
Lo que hagáis por María a Dios le agrada y Dios mismo acelera todo lo que a Ella le enriquezca o le de más gloria, es por ello, que la petición del 5º dogma es un hecho que desea todo el Cielo, porque todo el Cielo tiene a María Santísima como Reina y Señora, Madre de las almas.
Todo buen hijo e hija que se precie de amar a su Madre la Virgen, debe procurar lo que a Ella le de más gloria y la enriquezca en sus innumerables dones y títulos que ya tiene. Yo, Espíritu de Dios, os hablo.
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