by pajares95 |
17-03-2007
Jesús:
¡Cómo me cuestan las almas![1] Cómo me cuestan las almas. Para que veas cómo cuesta cada uno de vosotros. Costáis mucho, costáis mucho.
Lo que más hace mover a las almas es el sacrificio ofrecido.
¿Me amas?
Sí, te amo.
Dime continuamente que me amas. Lo necesito. A cada alma que intentes ganar para Mí, dime: «Es por Ti, es por tu Amor» Cada llamada, cada esfuerzo: «Es por Ti, es porque te amo.» Son regalos para Mí que me ofrece mi amada. Como esos regalos que os hacéis cuando os amáis. Mi regalo son las almas. Si quieres regalarme algo que me gusta, regálame almas.
¡Oh, qué bonito, Jesús! Jesús: te amo.
¡Ven![2]
Hija, siente mis Latidos.[3] Siéntelos y permanece siempre aquí. Este es tu lugar. No quieras amar sin sufrir. El sufrimiento que Yo te doy es un regalo para ti. Ese es el regalo que Yo doy a mis esposas. Contempla a la gente que sufre unida a Mí, y verás a la gente que más ama, los corazones más dulces, los entendimientos más comprensivos. Así os parecéis más a Mí. Es el Camino que Yo escogí. No quieras amar sin sufrir.
19-04-2007
Jesús:
Querida hija de mi Corazón de Padre, Corazón de Dios: uníos, uníos. Mirad cómo Yo os he puesto para uniros, para que os améis unos a otros.
Mira, tu casa, sin tele, se asemeja al Paraíso, donde Yo descanso de todo el desamor de los hombres. Donde hay un remanso de paz y de alegría, de amor los unos por los otros. Merece la pena esta lucha contra Satanás. Que luches por desbancarla (la TV) de tu casa.
Aprended a mirar la realidad que os rodea. Además de vosotros, seres espirituales y materiales, os rodea la multitud de mis ángeles, seres espirituales y de las almas de los santos y de los penitentes,[4] que esperan vuestra ofrenda por ellos. Sobre todo aquí, en mi Tabernáculo y en mi Sacrificio Perpetuo.
En casa, tu Ángel vela tu sueño, acaricia tu rostro y enciende una luz en tu cabeza.[5] Te habla: «Marga... recuerda... uno solo es el Señor, al Señor sólo adorarás, sólo a Él darás culto».[6] Su Voz, apenas perceptible por el oído, podrás oírla en tu alma, si estás en sintonía con él, si haces silencio. Verás, sin televisión, cómo se llena tu casa de las Voces espirituales del Espíritu de Dios. Cómo te llaman a todas horas a la oración, al contacto con Él. Cómo todas las realidades se hacen hermosas. Así, comunícate con los Ángeles de la Guarda de tus hijos y de tu marido. Así, cuando alguien llame al teléfono o a la puerta, encontrará una Marga siempre dispuesta a ayudarle y a escucharle.
¡Oh, Jesús...¿por qué estás tan contento?
Porque tú me agradas, porque Yo estoy contento contigo. Tú me consuelas y reparas el no-amor de los hombres.
¡Oh, criaturas! ¡Venid! ¡Venid! ¡Venid a las Fuentes de Agua Viva! ¡Venid a gustar conmigo de mis Consuelos! ¡Yo estoy aquí! ¡En el Tabernáculo! ¡Venid! ¡Venid! ¡Oh, venid!
¡Id afuera a decirles a todos que vengan, que vengan a las Fuentes de Agua Viva, que vengan a la Fuente de la Vida! ¡Que beban! ¡Que sacien su sed! ¡Que beban gratis de las Fuentes de la Vida![7]
¡No estáis solos! ¡No estáis solos! ¡Yo me he quedado contigo, me he quedado con vosotros! Venid. Venid.
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